Política

El capataz migratorio del Imperio

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La dantesca tragedia en la cárcel-crematorio de Ciudad Juárez, donde murieron 39 migrantes (hasta hoy) y otros muchos quedaron lesionados, produce indignación y dolor, pero no debe causar sorpresa, por dos razones:

La primera, porque Trump (ese loco racista y antimexicano) hizo de Tartufo su capataz migratorio y le ordenó enviar de inmediato a nuestra frontera sur a 28,000 soldados y guardias nacionales para impedir a palos y puntapiés el paso de migrantes por territorio nacional; y este miserable lo ejecutó precisamente después de haber invitado a todos los migrantes, habidos y por haber, a venir a México porque su “gobierno humanista” los recibiría con las puertas abiertas y el corazón en la mano, para darles una vida digna.

La segunda razón por la cual esta tragedia no debe causar sorpresa es, porque si este gobierno no ha sabido enfrentar eficazmente los grandes desafíos nacionales (trátese de violencia, servicios de salud, pobreza, discriminación, costo de la vida y muchos más) porque todos ellos han empeorado, menos podemos esperar de él un esfuerzo genuino para atender el complejo y gravísimo problema migratorio, porque a los migrantes (nacionales y extranjeros) siendo los seres humanos más desvalidos, los trata como infrabestias.

Por lo pronto, bastaron 3 minutos de una mañanera para resolver la tragedia de Cd. Juárez: su Alteza Pequeñísima, en su sano y sabio juicio, sentenció: “Ellos fueron los que se quemaron”.

Al decir el secretario de Gobernación: “todos los funcionarios del gobierno debemos dar la cara”, debería explicarnos qué significa para él dar la cara, porque la espada de la justicia sólo caerá sobre 5 o 6 empleados menores y quizá en un mando medio si la presión nacional e internacional se mantiene.

Cuando la secretaria de Seguridad afirma: “¡Se llegará hasta donde tope!”, ya sabemos hasta dónde va a topar, pero “los que deben dar la cara” seguirán escondidos.

Antes, el “luchador social” exigió un castigo severo para los más altos funcionarios por la tragedia del ABC en Sonora; ahora, como presidente, culpa a los calcinados en Cd. Juárez.

Los medios de información narran a diario los tratos crueles e infamantes de funcionarios públicos, narcotraficantes y polleros en agravio de migrantes (nacionales y extranjeros), pero si este gobierno tuviera un mínimo de dignidad frente a EU y no dilapidara cientos de miles de millones en los caprichos y perversidades de su Alteza Pequeñísima la situación migratoria en México sería, al menos, algo humana.

La cárcel-crematorio de Cd. Juárez será “el Ayotzinapa del sexenio”. Nada acallará la condena mundial contra el principal responsable (ética, política y jurídicamente) por su criminal manejo migratorio. De algún modo, pronto o tarde, la habrá de pagar ese capataz culiempinado ante el Imperio.

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Diego Fernández de Cevallos
  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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