Tras permanecer varada largo tiempo a causa de la pandemia, una vieja camioneta pick-up necesitaba viajar de Monterrey a Sonora, así es que agarró sigilosa carretera en plena temporada navideña.
Atrás dejó a su paso ostentosos cuarteles e instalaciones policiales aledañas al Motel Nueva Castilla, donde fue hallada sin vida este año triste la joven Debanhi Escobar, para luego subir y bajar colinas del Valle del Mamulique, una ruta solitaria de automóviles en la que un tráiler volcado y otro en llamas llenaban de humo el cielo gris del amanecer.
Y así ocurrió el arribo matinal a una cada vez más lúgubre ciudad de Nuevo Laredo, cuyo transitar es dibujado en estos tiempos por caravanas motorizadas de viajeros, caravanas motorizadas militares y caravanas motorizadas de grupos criminales de la región.
Tras cruzar el puente fronterizo, la zozobra del momento en el otro lado era causada por una tormenta invernal proveniente del Ártico, a la cual el National Weather Service de EU daba el poco interesante nombre de Elliot.
De Laredo hasta Del Río, bordeando un mismo río al que los gringos llaman Grande y nosotros Bravo, el paisaje helado dejaba ver uno que otro caballo, ranchos y vieja maquinaria petrolera como reliquia de años aún peores que los actuales: Eagle Pass, con su fábrica de municiones, brillaba en la noche de la llanura texana.
Fue al día siguiente, pasando Langtry, que comenzó a sentirse diferencia. El asfalto vacío de autos había sido tomado por correcaminos, jabalíes, cabras, serpientes y venados: venados vivos y venados muertos —no por la temporada de caza, sino por antiguas embestidas vehiculares.
El oeste texano inaccesible no es un mito. En este gélido invierno estaba más lejos que nunca; sin embargo, tras pasar Marfa, ya rumbo a El Paso, apareció a la orilla un extraño mural carretero con las figuras monumentales de Elizabeth Taylor y James Dean interpretando a Leslie Lynton Benedict y a Jett Rink en la película Giant.
Juro que la tormenta invernal cedió y hubo sol (para quien no crea, puede escribir a [email protected] solicitando pruebas y le regalaré de navidad una de las fotos que tomé).
Así fue entonces como una obra del artista John Cerney en honor del cine de antaño iluminó el camino por el Far West.
Diego Enrique Osorno
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