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“Marcos es hijo de la revolución sandinista”

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Managua, Nicaragua.- Tras ingresar al Palacio Nacional de Nicaragua y cercar a los miembros de la élite política en el salón principal, Edén Pastora, “Comandante Cero” dio cuatro pasos y gritó: ¡Guardia Nacional, todo mundo cuerpo a tierra!, para luego soltar una ráfaga al aire con su fusil alemán G3. ·

“Creo que es la orden mejor cumplida en la historia de la humanidad”, sonríe el veterano sandinista durante la entrevista. “A los diputados los insultaba, les gritaba porque teníamos miedo de un pánico colectivo y que salieran en carrera y queríamos que no se movieran, asustarlos. Después les pedí disculpas por el maltrato. Llegué y ya se levantaron y empezaron los compañeros entraron, los sometieron, los amarraron. “El que se mueva, se muere”.

-¿Ellos creían que ustedes eran miembros del ejército somocista?

-Sí. Ya sentados, me fui a la mesa y un primo hermano de Somoza que estaba presidiendo la asamblea en ese momento, creyendo que yo soy oficial de la guardia. Cuando llego y lo veo, me dice: Oficial, ¿qué pasa? Ya vas a saber, le digo, ya vas a saber. Entonces pegué el culetazo en la mesa y grité: “Este es el ejército del pueblo. El frente sandinista de liberación nacional, ¡hijos de puta!” les dije a todos. (Sonrisas)

Cuando nosotros ya estemos muertos, los que nos ha tocado hacer historia, los historiadores, acostumbro a decir, van a hablar de la historia de Nicaragua antes del palacio y después del palacio.

-Samuel Noyola, el poeta que le comento, estuvo aquí en 1980 y luego se fue más inspirado en la escritura que en la acción política, pero uno de sus proyectos era escribir una novela sobre usted. ¿Qué siente poder, con sus acciones de vida, no solo ser parte de la historia sino también inspirar literatura?, ¿se ve a sí mismo como un personaje literario?

- A veces uno no se da cuenta de lo que hace y a veces uno no se da cuenta de lo que es. A mí muchos compañeros me dicen: vos no sabes lo que sos. Y si sé lo que soy. He hecho cosas de mi vida, como por ejemplo dejar mis estudios en Guadalajara, México, de medicina 5 veces y venirme a la guerrilla 5 veces. Hablando de estas cosas con mi mamá, cuando ella supo que mi meta era hacer la revolución y tumbar a Somoza, y no era ser médico, ni ingeniero electrónico, ni ingeniero aeroespacial, me dijo que estaba loco. Nunca me imaginé que la mujer que más me ha querido, mi madre, fue la primera que me dijo loco. Y ha de haber tenido razón, porque dejar la universidad por venirse a exponerse a que lo mate un analfabeta guardia somocista, hay que tener algo de loco. Independientemente de que dicen que nosotros los nicaragüenses tenemos de músico, poeta y loco, tenemos un poco, me tocó hacer el papel de social demócrata. Muchos de extrema izquierda me odiaban. Después, me tocó hacer el papel de Contra.

Cuando el triunfo, fui viceministro de la defensa, viceministro del interior, el encargado de organizar, entrenar y armar a un pueblo, jefe nacional de las milicias populares sandinistas. Me tocó muchos papeles pues, muchos papeles difíciles de entender, difíciles de practicar, difíciles de explicar.

Eden Pastora
El veterano sandinista durante la entrevista. María Secco

-Después de eso peleó contra sus propios compañeros…

-Soy consciente de que soy un personaje extraño, difícil, difícil. Dicen que los hombres valientes somos difíciles y dicen que yo soy valiente. Yo lo que soy, soy un revolucionario consciente, que me ha tocado hacer cosas por circunstancias. Sé, por ejemplo, que este operativo de la toma de este congreso, es motivo de una película.

-¿Por qué no se habrá hecho?

-Porque la CIA no deja que este ejemplo cunda entre revolucionarios y sandinistas, entonces yo sé que no soy monedita de oro. Que le caigo bien a unos y que me odian otros. Me han dicho rata, codicioso, vanidoso, egocentrista, impredecible, hijo de puta, traidor… Pero yo no he sido errático: soy una persona difícil, que se presta a la discusión, al análisis, pero siempre he mantenido mi línea vertical sandinista.

-¿Marxista?

-No, no manejo el materialismo histórico, no manejo el materialismo dialectico aun que sé que el verdadero sandinismo es la práctica esencial del materialismo histórico, del materialismo dialectico. Hay que ser sandinista hoy para ser comunista mañana. No podés ser comunista mañana, sin pasar por el sandinismo, porque para tener educación, para ser marxista-leninista se necesita educación, concientización, hasta salud. Necesitas tener conciencia de clase, conciencia de pueblo, tener dignidad nacional.

-Marxista no es, ¿y personaje literario?

-Yo sé todas las travesuras que he hecho, todas las cosas que he hecho, soy consciente. Pero como ya me agarraron viejo, de 42 años, no me golpearon el disco duro, no me enfermé, no me creí y soy uno más de los nicaragüenses. Este operativo, la toma de este palacio, eso te lo hace cualquier nicaragüense. Te vas al mercado oriental, agarras a un nica del botón de la camisa y te toma 10 palacios. La grandeza es haberlo ideado, no es haberlo dirigido, haberlo ideado. Y he hecho otras cosas que han ayudado mucho al frente y a la revolución, que cuando yo esté muerto van a hablar.

-Hay muchos vínculos entre la revolución sandinista y México. ¿Cuáles resaltaría?

-Yo estaba en la jefatura, por lo que me era difícil llegar a los sectores de las bases. No tuve la satisfacción de conocerlo, pero el subcomandante Marcos es fruto de la revolución sandinista. Es hijo de la revolución sandinista. Con todo lo que haya hecho, positivo o negativo, victorioso o no. Estuvo en Matagalpa, pero se embebió en lo nuestro, conoció la psicología de masas.

-¿Qué representará para Nicaragua haber generado la última revolución del continente?

-Después de la muerte de Che Guevara en Bolivia, unos politólogos cubanos habían llegado a la conclusión de que no se podía dar otra revolución en América Latina y proponían al gobierno y estado una política de estado y entenderse con México, con Venezuela, con Argentina, con Costa Rica. Fidel empezó a quitarle la ayuda a los guerrilleros, a los revolucionarios latinoamericanos y nos quitó la ayuda para dársela a los revolucionarios europeos y aquí empezar una política de estado, y la iba ganando, hasta que se dio la sorpresa que nadie esperaba: el triunfo de la revolución sandinista.

-¿Qué lo hace más feliz: haber tomado este palacio o tocar ahora el piano aquí?

-Mira te voy a contestar con sinceridad, preñado de sinceridad la respuesta. La dicha más grande que yo siento es que Daniel Ortega está haciendo hoy lo que debimos de haber hecho el ochenta. Esa es la mayor felicidad. Por otro lado, la toma del palacio, las luchas, las guerras y todas esas cosas que me tocó vivir, y todas esas novelitas de mi vida -porque mi vida está compuesta por una serie de novelitas y novelitas y novelitas. Va otra: Me he casado 3 veces, mi primera esposa fue mexicana, tengo tres hijos mexicanos, con las otras esposas he tenido 8 hijos más. Yo tengo 11 hijos genéticos, pero tengo adoptados, tengo 10 más. Entonces tengo 21 hijos y la gente me dice: ¡qué barbaridad! este jodido sólo pasaba haciendo el amor y no, es que también he adoptado.

CONTINUARÁ…

Capítulo 11 de la serie periodística “Samuel Noyola: Retrato de un desconocido”.



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