Hasta el día de hoy, la versión oficial del asesinato de Luis Donaldo Colosio establece que el crimen fue realizado de manera solitaria por un obrero llamado Mario Aburto Martínez. Dicha verdad jurídica no es creíble para miles de personas que consideran que la muerte del candidato presidencial del PRI fue causada por una conspiración secreta fraguada desde el poder, durante un año lleno de acontecimientos intensos que provocaron la pregunta generalizada sobre si éstos eran fortuitos o estaban interconectados entre sí y de qué forma.
Tras la muerte de Colosio, quien asumió la candidatura presidencial priista fue Ernesto Zedillo Ponce de León, un neoliberal con más aspiraciones de ser gobernador del Banco de México que presidente de la República. De esta forma, Manuel Camacho Solís volvió a quedarse al margen, tras recibir en pleno momento luctuoso señalamientos por su disputa previa con el aspirante asesinado.
Zedillo llegó así a una contienda electoral con Diego Fernández de Cevallos (PAN), Cuauhtémoc Cárdenas (PRD) y Cecilia Soto (PT), en la que aumentaba la tensión por la entrada en vigor del TLC, el alzamiento en Chiapas y el crimen de Colosio, al mismo tiempo que seguían ocurriendo sucesos inquietantes como el linchamiento de una banda de ladrones cometido por 200 pobladores de Axochiapan, o la explosión de un coche bomba en Zapopan, durante un ataque fallido contra el capo del cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada y, finalmente, la trágica derrota de México con Bulgaria en el Mundial del Futbol de Estados Unidos, tras la falla de un penal por parte del capitán, Alberto García Aspe.
Como parte de las teorías de conspiración que circulaban en torno al asesinato de Colosio, prevalecía la de que éste había sido ejecutado por un cártel de la droga. El que mandaba en Tijuana, lugar de los hechos, era el de los hermanos Arellano Félix, quienes un año antes habían sido señalados también por la ejecución del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. Sin embargo, el entonces nuncio apostólico del Vaticano, Girolamo Prigione, reveló que se había reunido con los narcotraficantes para tomarles la confesión y absolverlos del asesinato del jerarca católico. Esta noticia dada a conocer en 1994 enrareció aún más el ambiente político de ese año turbulento.
En medio de este clima, Zedillo ganó por amplio margen las elecciones celebradas en agosto bajo nuevas regulaciones electorales, que sin embargo no quitaron las dudas del todo sobre la imparcialidad de los comicios. Ese mismo mes se celebró también en Chiapas una Convención Nacional Democrática convocada por el EZLN, en la cual el grupo guerrillero se articuló como un referente para los movimientos de resistencia que surgían en el mundo en contra del neoliberalismo.

Poco después del triunfo de Zedillo se registró un nuevo asesinato: José Francisco Ruiz Massieu, secretario general priista, fue atacado a balazos en las afueras del Hotel Casa Blanca, muy cerca del Monumento a la Revolución donde Colosio había dado su célebre discurso del 6 de marzo. El crimen de José Francisco provocó que su hermano Mario, subprocurador e investigador del caso, renunciara semanas después alegando que nunca habría justicia bajo un gobierno priista ya que “los demonios andan sueltos en México y han triunfado”. Tras exiliarse en Estados Unidos y ser acusado penalmente de recibir dinero del narco, Mario se suicidó en Chicago. Del homicidio de José Francisco fueron acusados, entre otros, el hermano del ex presidente, Raúl Salinas de Gortari, quien finalmente fue exonerado tiempo después; así como el diputado Manuel Muñoz Rocha, quien se encuentra en calidad de desaparecido hasta la fecha.
Zedillo sorprendió al asumir el poder, ya que a pesar de su aparente bajo perfil tomó una serie de decisiones drásticas en los primeros días de su gobierno, otorgando al PAN la Procuraduría General de la República, la cual, en su arranque, logró por igual órdenes de aprehensión por defraudación fiscal en contra de empresarios como Carlos Cabal Peniche, que realizar la detención de Humberto García Ábrego, hermano del líder del cártel del Golfo, grupo criminal que había crecido en el anterior sexenio.
Otra decisión radical con la que sorprendió Zedillo fue la de disolver la Suprema Corte de Justicia bajo el marco de una reforma para disminuir el número de sus miembros de 26 a 11 ministros, lo cual generó malestar dentro del mismo priismo e incluso fue señalado como un golpe de Estado.
A causa de un cáncer de páncreas, Diana Laura Riojas, viuda de Colosio, falleció antes de que acabara 1994, sin que Zedillo, ya como presidente electo, acudiera a su velorio. Riojas solamente pronunció un discurso en el funeral de su esposo celebrado en Magdaleno de Kino, Sonora; escribió algunas cartas sobre el caso que luego se hicieron públicas, pero en general se mantuvo lejos de la controversia alrededor del crimen de su compañero. Colosio y Diana Laura dejaron dos niños huérfanos: Luis Donaldo, de siete, y Mariana, de apenas un año y medio. Luis Donaldo es hoy un diputado sobresaliente en Nuevo León. No milita en el PRI, sino en Movimiento Ciudadano.
Pero el año aún no terminaba y en su recta final se activó un conflicto en Tabasco, luego de unas elecciones estatales en las que el candidato derrotado del PRD denunció un fraude electoral, asegurando que su rival, Roberto Madrazo, había gastado más dinero en la campaña por la gubernatura tabasqueña que Bill Clinton en la suya por la presidencia estadunidense. Cientos de simpatizantes encabezados por Andrés Manuel López Obrador tomaron pozos petroleros en protesta por lo sucedido. A la par, el Ejército mexicano reactivó operaciones de asedio en contra del EZLN, las cuales provocaron que el grupo rebelde abandonara la mesa de diálogo instalada con las autoridades.
Este escenario pudo haber derivado en nuevos enfrentamientos y combates de guerra, pero en medio de todo, la administración de Zedillo debió sortear en diciembre una severa crisis económica que sacudió las finanzas nacionales y afectó la economía global mediante lo que luego se conoció como Efecto Tequila. En México, esta crisis económica —la mayor registrada en su historia— fue llamada coloquialmente como el Error de Diciembre y se acusaron mutuamente de ella tanto Salinas como Zedillo.
Fue así como, resultado de un plan preciso, del azar histórico, o bien de contradicciones acumuladas al interior del sistema por el proceso de cambio del nacionalismo al neoliberalismo, una serie de acontecimientos registrados en el año de 1994 generaron por primera vez las preguntas serias y dramáticas que nos hacemos hasta el día de hoy sobre el modelo que ha regido la vida en este país.
Continuará…
Capítulo 2 de la serie periodística “Los neoliberales”.