Policía

Atenco no se olvida

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Solo lo vi un par de veces en persona. La primera en Atenco, una infame mañana del 4 de mayo de 2006 en la que cientos de policías a su cargo irrumpieron para arrasar con pobladores y manifestantes del lugar. Junto a otro reportero intenté entrevistarlo, al mismo tiempo que cuestionaba la brutalidad policial desplegada.

“Es que estos cabrones no entienden de otra forma”, respondió, al calor aún de los acontecimientos, el almirante Wilfrido Robledo, por entonces jefe de la policía del Estado de México. No aceptó ser entrevistado y prácticamente me mandó al carajo cuando le reclamé si entre las personas detenidas estaba Samantha Dietmar, fotógrafa alemana que había llegado la noche previa a documentar la crisis.

No me fui de Atenco por varios días. El operativo de terror que presenciamos los que estuvimos ahí se fue desvelando hasta revelarse como una de las atrocidades oficiales más cruentas y oscuras del México que supuestamente ya estaba viviendo en democracia.

Y aquel despiadado acto de gobierno se ensañó con las mujeres. Me tocó publicar aquí en Notivox la primera nota de las denuncias de los abusos sexuales cometidos por policías contra las 47 pobladoras, activistas y periodistas detenidas. Robledo descalificó mi texto y, a través de lamentables testaferros, buscó intimidarme para que no siguiera investigando. Pese a ello, no dejé de denunciar lo que me constaba como periodista.

Unos años después, en 2014 o 2015, volví a toparme con Robledo por casualidad en un salón del Hotel Geneve de la Ciudad de México, donde él estaba reunido con la persona a la que yo iba a ver. Resultó inevitable que lo confrontara de la manera más respetuosa que pude sobre Atenco. El almirante me desdeñó diciendo que todo era una mentira inventada por la guerrilla y se fue.

En 2018, cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al gobierno mexicano por el brutal operativo de Atenco en 2006, deseé encontrarme de nuevo con Robledo, no solo para cuestionarlo por tercera ocasión, sino para pedirle que diera a conocer quiénes de sus jefes habían respaldado las atrocidades contra las mujeres detenidas.

Ya no pude hacerlo. El pasado fin de semana murió a los 75 años sin haber rendido nunca cuentas de la infamia en Atenco.

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Diego Enrique Osorno
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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