Política

Las recesiones y sus lecciones para México

  • Columna de Diego Castañeda Garza
  • Las recesiones y sus lecciones para México
  • Diego Castañeda Garza

La recesión que enfrentamos hoy, en México y el mundo, a causa de la pandemia del covid-19, es difícil saber qué tan profunda será y cuándo podría dar paso a la recuperación. Los economistas llamamos ciclo económico al tiempo que transcurre entre una recesión (inicio del ciclo), su recuperación (llegada al punto en el que inició el declive) y su expansión (crecimiento). El ciclo económico termina cuando llega nuevamente una recesión.

En México, los recientes ciclos económicos han durado 144 o 96 meses, dependiendo de cuándo se tome el inicio de la recesión, si enero de 2008 (la última declarada oficialmente) o en 2013 (que mostró tres trimestres seguidos decreciendo, pero que no se reconoció oficialmente).


Esta posible variación en la contabilidad del ciclo económico es causada porque en México a diferencia de otros países, no tenemos una definición formal de qué es una recesión. En otros países, por ejemplo en Estados Unidos, existen organismos como NBER (National Bureau of Economic Research) que tiene un comité de fechas de los ciclos económicos.

NBER define una recesión como una caída generalizada en la actividad económica que se prolonga por meses, es visible en el PIB, ingreso real, producción industrial, ventas al por mayor y otros indicadores.

Usando una definición parecida, en México observamos algo interesante. Desde 1982 las recesiones han sido considerablemente largas, en promedio de 20 meses. En Estados Unidos haciendo la misma medición pero desde 1950 el promedio es de 11 meses. La razón es que en México hemos tenido 3 recesiones profundas: la de 1982, la de 1995 y la de 2009, además de otra recesión muy leve, pero duradera, en 2001.

De todas estas recesiones, y las que han ocurrido en el mundo, hemos aprendido lecciones que hoy vale la pena recordar. Algunas de ellas son válidas sin importar el momento, otras dependen de la naturaleza de la crisis. Si bien la crisis económica provocada por la pandemia implica algunas situaciones novedosas, muchas de estas lecciones siguen siendo válidas:

1. No dejar que una recesión se transforme en crisis financiera, o en depresión. Frente a la posibilidad de una recesión profunda, el gobierno debe actuar con todas sus herramientas para amortiguar el impacto y acelerar la recuperación. Las crisis que se profundizan, como en los 80 y la de 1995, nos mostraron esto en carne propia: duran más, reducen el potencial de crecimiento y dejan fuertes herencias de pobreza.

2. No resolver los desequilibrios en la economía detona o agrava las crisis. Esta fue una lección que nos dejó la Gran Depresión con el desequilibrio causado por el patrón oro, o la crisis financiera de 2009 con el excesivo nivel de ahorro en algunos países (China, Alemania). En el caso mexicano, la debilidad fiscal del país es un desequilibrio que se ha vuelto factor en las crisis de la deuda de los 80, y también hoy, al limitar la capacidad de ejercicio fiscal del gobierno.

3. Los bancos centrales deben tomar todas las medidas para garantizar la liquidez. En momentos en que distintos actores económicos enfrentan restricciones de liquidez, la actuación oportuna y agresiva del banco central como prestamista de última instancia, haciendo expansiones monetarias, etc. es necesaria para impedir que una crisis económica se vuelva financiera. Banxico, con este razonamiento, ha actuado de forma agresiva para prevenir algo peor.

4. Rescatar a las personas. Los estados de bienestar surgieron de esta lógica. A principios del siglo XX se consideraba más importante preservar las reglas del juego (el patrón oro) que las demandas de la población. Del combate a los efectos de la Gran Depresión debemos la ampliación de derechos laborales: salarios mínimos, jornadas más cortas, derecho a la protesta, sindicatos libres. En la actual crisis es necesario dar los pasos para construir un estado de bienestar que garantice mínimas condiciones de seguridad a millones de personas que hoy no la tienen, y a quienes la crisis de salud y económica golpea con mayor fuerza.

El Gran Encerrón tiene características diferentes a otras grandes crisis, pero no hace falta reinventar el hilo negro, lo que hace falta es hacer lo que sabemos que funciona. Si hay que innovar, debe ser en los mecanismos específicos por los que se pueden ejecutar las medidas necesarias.

México no tiene la capacidad de elevar su gasto como algunos países, pero sí puede hacer más por acortar la duración de la recesión y que esta crisis por más profunda que llegue a ser al menos no sea tan duradera.

*Consultor económico y escritor. Economista por la University of London e historiador económico por la Universidad de Lund

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