Así es, usted y yo pasamos por esa etapa, la más formativa de todas, donde se define nuestro carácter, infancia es destino dicen los que saben.
Mañana es 30 de abril y se celebra el famoso Día del Niño y si bien la lógica indica que esta etapa debe ser la mejor de todas en nuestra vida, la realidad es cruda y dura, en nuestro país de acuerdo con la Unicef y el Coneval, más de la mitad de los niños y niñas menores de 18 años vive en la pobreza, en su mayoría no tiene acceso a seguridad social, a una casa digna o inclusive a una educación de calidad.
Y ni qué decir de la carencia alimenticia que presenta, datos fríos y violentos, porque muestran algo que no puede ser ni aceptable ni sostenible.
No termino por aceptar que en la calle haya menores teniendo que trabajar para ganarse ya no la vida, si no al menos algo para llevarse a la boca para comer, y que muchos de ellos son obligados por los propios padres a hacerlo para contribuir a la familia.
Un niño debe ser un niño no hay más, debe estar aprendiendo dentro de un aula, jugando con otros niños, siendo cuidado en su salud y siendo protegido ante cualquier atentado que su persona pueda tener, pero parece que a pesar de tantos años de civilización, seguimos sin poder darles lo mínimo necesario, es cierto, hay avances en materia legislativa sobre sus derechos, pero estamos lejos aún de garantizar un desarrollo pleno de su infancia.
Son estas celebraciones las que nos deben de abrir los ojos y más allá de hacerles simples festejos debemos por obligación reconocer la situación de los más desfavorecido y concientizarnos de la importancia de trabajar día a día por su bienestar y su desarrollo.
Mañana habrá motivos para celebrarlos, recuerde que usted también pasó por esa maravillosa etapa en donde quería ser superhéroe o una princesa, donde un helado sin importar el sabor lo llenaba de alegría, y una tarde en la calle con los amigos era suficiente para hacerlo a usted feliz, cuidémoslos como se merecen.