Lo que se esperaba sucedió, pero con una avalancha mucho más intensa de lo que se preveía, Morena se llevó todo, desapareció a la oposición, la dejó con la mano en el picaporte para entrar por la puerta grande, y por el contrario, se consolidó como la fuerza política número uno de este país.
Los de enfrente tendrán por fuerza que hacer un acto de contrición para que reflexionen, maduren, reconozcan que siguen viendo “otro” México y que descubran la verdadera realidad de este país, en donde la mayoría de la gente abrazó el proyecto de la 4T.
Aquí es donde me detengo porque lo que he visto en estos seis días es preocupante, con incredulidad observo que este país tiene arraigado un clasismo mortal que aprovechó los resultados del 2 de junio para destaparse, y mostrar toda su cara en redes sociales y medios de comunicación, discriminación y discursos de odio es lo que ha aparecido por doquier, triste en verdad descubrir cómo un sector social ha injuriado al pobre, despreciándolo por ser marginado y haber votado por el partido en el poder.
Desde Carlos Alazraki, pasando por Pedro Ferriz, Aguilar Camín, Denise Dresser hasta miles de ciudadanos en Facebook e Instagram, están atacando a los sectores de la población marginada, esto es un peligro porque atenta a la paz, a la cordura y al respeto de las diferencias.
Lo que sorprende es que son ahora ellos quienes se autodenominan “fifís” que no quieren saber más de los “chairos” que escogieron a Claudia y con el hashtag “Que los ayude Morena”, andan pregonando una narrativa clasista que me deja boquiabierto.
Tristeza darme cuenta de que es el educado y el conocedor quien está impulsando el rencor a la gran mayoría de los mexicanos que son la clase media baja y los pobres, esos que se sentían olvidados y que fueron visibilizados y hechos sentir como verdaderos ciudadanos con AMLO.
Sheinbaum ya lo dijo: “vamos a construir y a gobernar para todos” y seguro estoy que así lo hará, pese a una minoría que seguirá atacándola.