En esta ocasión y de manera consciente he decidido hacer una pausa de tanta vorágine política que estamos viviendo en estos tiempo de elecciones, para centrarme en el evento que acaecerá el miércoles venidero.
El Día de San Valentín vendrá este 14 de febrero en conmemoración por las buenas obras que este hombre hizo y también es una festividad creada por la Iglesia católica de aquellos tiempos para sustituir a las fiestas paganas romanas que se hacían e ir expandiendo el cristianismo, ya sabe usted que así se las gastaron para que hoy casi todos crean que aquellos sucesos fueron divinos y existieron.
Hoy en día es más un tema laico que se refiere al amor, a los enamorados y a la amistad; en su esencia de origen esa debe ser la razón de celebrar, pero hoy en día y en este nuestro mundo tan capitalista, se ha convertido en un día acorralado por el consumismo e impulsado por una mercadotecnia voraz, y es que para los expertos este es el primer gran evento que ayuda a que se recupere la economía nacional después de la “cuesta de enero”, es decir que gracias a todo lo que se vende, muchos sectores se benefician para ajustar sus arcas de manera positiva. ¿Por qué? Por la razón que preferimos comprar afecto y a expresar la buena emoción a través de un bien material, el problema radica que al estar desbordados anímicamente para que el otro se sienta feliz, terminamos por ser presas de lo que nuestros ojos ven y gastamos con poca inteligencia. Así que, para no caer en el desfalco quincenal, es necesario que nos quitemos esa creencia de que nuestros sentimientos deben mostrarse con un objeto físico, bueno, ya que si de todos modos lo quiere hacer así, al menos considere no lastimar a su bolsillo.
Por cierto, ¿sabía usted que ese día resulta ser uno de los mejores del año para los moteles de nuestra entidad y no dicho por mi sino por la mismísima Asociación de Hoteles y Moteles del Estado de Hidalgo?, así como lo lee, el amor vende y es negocio.