La comparación se es exagerada, pero la idea es la misma, aún se sigue hablando de los Legionarios de Cristo y lo que don Marcial Maciel hizo a mucha gente.
Lo del jueves pasado en la UAEH es el inicio del punto de quiebre, ya que desde hace meses lo que empezó con declaraciones abiertas, hoy son ya gritos claros para acabar con este asunto.
El acoso y hostigamiento sexual han sido para los que saben, pan nuestro de todos los días en muchas (no todas) instituciones de educación superior, un tema candente y del que apenas hasta ahora se esta hablando, pero que de siempre ha existido; encumbradas en su autonomía estas universidades han hecho oídos sordos a las cientos de acusaciones que se hacen contra profesores, directivos y personal administrativo de esas casas de estudio.
Como es de esperarse son en su mayoría mujeres, trabajadoras, maestras y sobre todo alumnas que reciben de sus maestros de todo, desde invitaciones a comer o cenar, salidas al cine, que vayan a clase con falda corta, hasta citarlas en sus oficinas para darles asesorías “personalizadas”, todo con el fin de obtener algún favor sexual de ellas, y de fondo la extorsión es la calificación que se busca, ese cortejo va acompañado de subirle puntos para que pase, cuando no se acepta el acoso se vuelve directo y obligado sino él, la reprobará.
Esto es grave, ya que esta empezando a destaparse una cantidad muy grande de malos manejos a los procesos de denuncia que se hacen, la universidad en ocasiones busca disuadir a la quejosa para que no siga, par que deje al “profe” en paz, le dicen que hablarán con él, que lo harán cambiar, siendo a todas luces solapar y dar protección a esta gente.
Es hora de hablar de este tema y de esta mafia que tanto daño ha hecho a la educación universitaria.