Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum busca lidiar con las posibles intromisiones estadounidenses en su territorio, siempre desde el principio de soberanía y autodeterminación de los pueblos, Daniel Noboa le sigue abriendo la puerta de Ecuador a “fuerzas extranjeras".
La presidenta de México envió al Congreso una propuesta de reforma constitucional a los artículos 19 y 40 de la Constitución mexicana, con la que busca reforzar la soberanía nacional y la prohibición de cualquier tipo de intervención extranjera en territorio mexicano. “Nosotros no negociamos la soberanía, esta no puede ser una oportunidad por parte de Estados Unidos para invadir nuestra soberanía”, dijo la mandataria.
Por el contrario, Noboa anunció que solicitará a “países aliados”, —léase Estados Unidos—, el envío de “fuerzas especiales” para reforzar su guerra contra bandas del narcotráfico, aunque la propuesta, disfrazada de “cooperación internacional”, ni siquiera detalla a qué países se refiere. En septiembre de 2024, Noboa propuso una enmienda constitucional para permitir la instalación de bases militares extranjeras en Ecuador, prohibidas en ese país desde 2008, y cuya efectividad para el combate a la delincuencia fue completamente nula, como lo demuestran las cifras.
Daniel Noboa ha renunciado, no sólo a su obligación constitucional de garantizar la seguridad de las y los ciudadanos ecuatorianos, sino que les vende la injerencia extranjera como solución a ser el país más violento de América Latina. Es tanta la improvisación del junior presidente que, asustado por los resultados de la primera vuelta electoral, nombró a dos ministros del Interior en menos de una semana; el primero que no duró ni siete días en el cargo estaba acusado de tener vínculos con el narcotráfico; el segundo, John Reimberg, tiene como máxima experiencia haber estado a cargo de empresas de seguridad privada, de cuidar bodegas, barcos y camaroneras. ¡Hágame el favor! Así van a proteger a un país acorralado por los cárteles, la violencia extrema y la corrupción. Sólo falta que “militaricen” al país con guardias de seguridad privada que les pidan sus documentos a los delincuentes.
Ni Noboa ni sus ministros tienen medio párrafo escrito de un plan de seguridad o Plan Fénix, como su Gobierno lo llama, y mientras el país enfrenta una crisis de seguridad sin precedentes, con bandas criminales gobernando el Estado, Noboa y su clan han decidido desviar la atención persiguiendo, nuevamente, a líderes de la Revolución Ciudadana, el partido de izquierda, como el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, cuya ciudad es decisiva en términos electorales para la segunda vuelta presidencial.
Las encuestas le dan ventaja a la candidata Luisa González, con quien se enfrentará en las urnas, el próximo 13 de abril, y Noboa y su séquito andan bastante nerviosos —solo 14 mil votos los separaron en primera vuelta—. Cambios ministeriales estúpidos a diestra y siniestra; persecución a sus adversarios políticos; montajes de casos de corrupción; falsas campañas de desdolarización, y quizás hasta “descubran”, más de un año después, quién mató al excandidato presidencial Fernando Villavicencio.
A México y a Ecuador no los separa solamente el rompimiento de las relaciones diplomáticas, sino que difícilmente una estadista como Claudia Sheinbaum podría negociar algo serio con un remedo de presidente como Daniel Noboa. Ecuador y la región necesitan que desde abril, el diálogo sea entre dos presidentas.