El comportamiento de los políticos siempre me ha parecido el más fascinante aspecto del estudio de la personalidad, dentro de un plano político y social claro está.
Los gobernantes definen el rumbo de un país, de una región, de un estado o municipio.
No obstante, descuidamos su comportamiento y personalidad como si no fueran una condicionante del sello o rumbo del futuro político. De lo anterior me surge una pregunta para otra reflexión:
¿Por quién votan los votantes?
La noticia que impactó este fin de semana a todo México fue el anuncio del presidente Donald Trump de imponer el 25 % de aranceles a México y Canadá pasándose por el arco del triunfo el Tratado de Libre Comercio (TLC), y las negociaciones que en materia de relación comercial venían los gobiernos vecinos construyendo.
Francamente la medida es a todas luces irracional y desproporcionada.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha sido muy categórica: “No es con la imposición de los aranceles como se resuelven los problemas, sino hablando y dialogando…”, señaló en un comunicado post la medida del presidente Trump.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, en sus redes sociales fue muy enfático contra la medida: “Tiro en el pie”.
De ahí el título de esta reflexión semanal:
¿Qué le pasa a Trump?
Su narcisismo y personalidad ególatra hace que muchas cosas, entre ellas que el TLC le valga madres, aunque le represente una amenaza directa a la competitividad norteamericana, además del impacto adverso para los tres países que conforman el tratado.
Ahora bien, ¿qué va a pasar con las exportaciones de automóviles, autopartes, computadoras, electrodomésticos y productos agrícolas como el aguacate?
¡Un tiro en el pie! Esto impactará en una desaceleración a nuestro país que tendremos que responder con un plan b, c, d y si es necesario acabarnos todo el bendito abecedario para hacer frente a una política ególatra y narcisista propia de la personalidad del presidente Trump.
Desafortunadamente este carácter se presenta en algunos políticos que ostentan demasiado poder el cual, los enferma y a muchos los vuelve locos.
Este tipo de comportamiento ha sido estudiado por David Owen (ex canciller de Reino Unido), como el “síndrome hybris”, que se caracteriza por “una perversa persistencia en una política demostrablemente inviable o contraproducente” y donde la estupidez (como fuente del autoengaño), desempeña un papel importante en el gobierno.
Los mexicanos podemos con todo y hasta de la muerte nos burlamos ya que es la certeza más segura que tenemos.
Crisis, terremotos, ciclones y algunas desventuras como nación hemos superado y esta vez no será la excepción pues como fenómeno político y económico tenemos que padecer las decisiones unilaterales para buscar la mejor salida en una relación comercial que no puede fracturarse, pero tampoco quedarnos con los brazos cruzados.
Utilizar todos los recursos y medios posibles a través del derecho internacional público, el dialogo y la negociación.
A muchos el poder los vuelve locos. ¿Qué le pasa a Trump?
@CUAUHTECARMONA