El día de ayer Claudia Sheinbaum se registró como candidata a la Presidencia de la República.
Un acontecimiento donde lo más importante fue su discurso político lleno de luces y esperanza para la transformación de la vida pública nacional.
Analizar el discurso de la candidata de MORENA desde un análisis crítico y constructivo tiene que pasar por el tamiz de las teorías de significado y significación dentro de la narrativa del lenguaje político.
En lo personal hay significados muy importantes en la construcción de una nueva forma de gobernar que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha cimentado con grandes afrentas.
Desquebrajar el neoliberalismo ha sido una labor titánica donde la revolución de las conciencias es la polarización del México actual.
Los que añoran el pasado y quienes estamos convencidos que el bienestar social es prioritario (incluyendo a sus defensores de cada lado), es la pugna ideológica entre un rostro de mujer que le apuesta a seguir desterrando los privilegios y la corrupción y, el de una máscara/personalidad que representa a la oposición llena de pasado y podredumbre.
Cuentan los días para que el primer mandatario desocupe la presidencia.
Sobre todo los que se sintieron dueños del país y que además canalizan sus odios y rencores en la figura y personalidad del presidente sin dejar de mencionar a quienes se sintieron dueños de las instituciones autónomas como el INE donde su ex presidente Lorenzo Córdova defiende a ultranza los privilegios y canonjías. Utilizando como pretexto la autonomía/intocabilidad.
El cambio de régimen nos ha polarizado entre extremos y no es para menos a pesar de quienes canalizan sus traumas y complejos (incluyendo racismo y clasismo), en la figura de un movimiento.
Ayer en el zócalo capitalino “disque” marcharon por la democracia. Pareciera fue una marcha contra la transformación y el presidente López Obrador.
En un país de libertades se garantiza el derecho a disentir, aunque se esté en el error.
La candidata de la coalición “sigamos haciendo historia” Claudia Sheinbaum con claridad y sin titubeos expresó sobre seguir con la continuidad de la 4T:
“Eso significa seguir construyendo un México todavía más justo, libre, fraterno y democrático para conquistar el derecho pleno de todas y todos los mexicanos a su bienestar, seguridad y felicidad…”.
La 4T es un movimiento sustantivo y como tal debe permear en todos los campos de la vida, sobre todo en los que menos tienen y que han sido olvidados por una clase política muy corrupta y alejada del pueblo.
La oposición está desarticulada ante el cambio sustantivo que se ha dado en materia de los derechos sociales y las reformas constitucionales de gran calado que se avecinan.
Nuestra candidata reiteró: “Hoy México es respetado en el mundo, se demostró que hay un camino diferente al modelo neoliberal, que se basa en un gobierno austero.
Se desechó el engaño de que el estado debía subordinarse a las fuerzas empresariales…”, y así es.
La 4T sigue caminando con soltura. Gracias a su militancia y simpatizantes se logró colocar a Claudia Sheinbaum como el perfil idóneo para seguir encabezando la transformación.
Una historia inacabada donde la resistencia por el poder, en palabras de Focault, los retuerce al desmantelar las “superestructuras” que mantenían a los neoliberales hoy oposición.
Sin embargo, el poder radica en el pueblo y el pueblo siempre tiene el derecho a refrendar o cambiar su voluntad.
En ese sentido tendremos por primera vez una mujer al frente de México.
Una científica, sencilla, sin poses y con el compromiso de seguir transformando México sobre los postulados de no robar, no mentir y sobre todo no traicionar.
@cuauhtecarmona
