Política

Reflexiones desde el Congreso

El Poder Legislativo encarna, en sus debates y perspectivas, la diversidad y dinamismo de nuestro Guanajuato. La vocación parlamentaria está, por lo tanto, anclada en dos grandes pilares: el diálogo y el trabajo técnico, que nos permiten perfeccionar las leyes y diseñar las instituciones.

Durante los últimos años he tenido el honor de vivir esa vocación, al servicio de las familias del VI distrito y de todo el estado, y esta labor adquirió un matiz muy especial durante el actual periodo de sesiones, en que recibí el respaldo de mis compañeras diputadas y diputados para ejercer la presidencia del Congreso del Estado. Sin duda, ha sido uno de los más grandes honores que he tenido en mi vida.

No es cosa menor representar a uno de los tres poderes del estado; ejercer dicho cargo implica una gran responsabilidad, ya que se trata de representar a los habitantes de nuestros distritos, y también a los 36 diputados, dibujando un trazo más en el lienzo parlamentario que se ha construido durante casi dos siglos y 65 legislaturas.

Una de las funciones más importantes y complejas que acompañan a la Presidencia del Congreso del Estado es guiar el desarrollo de las sesiones de Pleno en un marco de orden, respeto entre diputados y de respeto a la ley, además de dar trámite a los acuerdos y, en su caso, hacer guardar el orden por parte del público asistente.

Esta no es una tarea fácil, pues en principio no hay una relación de jerarquía entre diputados; la autoridad de la presidencia surge únicamente de lo plasmado en la ley, y al final es una relación entre pares, donde entran en juego diversas consideraciones sobre el respeto a la ley y a la autoridad e instituciones que surgen de esta.

Con base en lo anterior y en la muy enriquecedora experiencia que viví en este paso por la presidencia del Congreso, afirmo que este cargo requiere, todos los días, de la capacidad para dialogar y aprender, así como la prudencia para entender el ritmo de la sesión de pleno, dar oportunidad a los compañeros para que puedan concluir sus exposiciones cuando el asunto así lo amerite. Todo ello, conscientes de que los temas son de interés de la población y requieren de un debate libre, pero respetuoso.

Presidir el Congreso significa también aplicar la ley, cuidar el proceso legislativo para evitar impugnaciones por faltas a ese proceso y tener, en todo momento, la firmeza necesaria para que no se rompa el marco legal que rige al Poder Legislativo.

En nuestro entorno aún resulta desafiante para una mujer ejercer este tipo de cargos, hay un escrutinio mayor de la sociedad hacia las mujeres que ocupamos posiciones de poder público. Se ha avanzado pero sigue en ciertos sectores, un recelo a que las mujeres ocupemos estos espacios.


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Cristina Márquez Alcalá
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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