Las mujeres estamos cansadas de ese discurso trillado que dice que “si llega una llegamos todas”, y no, la realidad no es así; no nos pueden incluir a todas las mujeres, a las que queremos un mejor futuro para nuestros hijos y un mejor México, en ese discurso que, en la realidad, no existe, o existe solo para la presidenta, sus compañeras de partido y sus seguidoras, nadie más.
Es un hecho que en menos de un trimestre la situación del país ha empeorado, el gobierno federal y su partido siguen empañados en destruir las instituciones, los últimos cambios constitucionales así lo dejan de manifiesto.
Y queda claro que no nos pueden incluir a todas las mujeres en esto, no todas queremos un país sin instituciones y sin división de poderes, mucho menos queremos un país al que sus socios comerciales lo amenacen con excluirlo de los tratados y de aquellos instrumentos que han supuesto una mejora para la nación; es un hecho que puede haber mejores condiciones en los tratados y acuerdos, pero siempre será mejor opción tenerlos que no tenerlos.
Sin duda, tampoco llegamos las mujeres para seguir los pasos del gobernante anterior, para seguir sus órdenes y mucho menos para cargar con la culpa de esta debacle, porque queda muy claro que la historia dirá que en este sexenio se acabaron las instituciones que dan forma a nuestro país, la historia dirá que precisamente fue una mujer quien acabó con el poder judicial y el tratado de libre comercio, lo cual no es justo para aquellas mujeres que sí queremos un México mejor.
La historia dirá que, en este sexenio, se acabó con instituciones que procuraban transparencia y control a los actos de gobierno, transparencia que se acabó bajo la mentira de que habrá más transparencia, mientras el gobierno es juez y parte en todo lo relacionado con la información pública.
La historia dirá, y con razón, que en este sexenio se acabó con la superioridad del poder legislativo que exigen todos los sistemas de gobierno republicanos y se acabó con el hecho de que los jueces deban considerar como ley suprema a la constitución para tener como ley suprema a los dictados del gobernante en turno.
La historia dirá, también, que en este sexenio se acabó con la justicia, esa justicia que es el límite a la opresión de todos los que habitamos en este país.
La historia dirá que, en este sexenio, se pretende acabar con otras opciones políticas, sin entender que en realidad en el mundo no ha existido un país libre sin partidos políticos y sin voces que hagan ver los errores de gobierno.
Hoy se dice que el pueblo es quien impulsa todos estos cambios, la realidad es que es el partido en el poder quien nos lleva a una debacle, mañana se dirá que fue una mujer y debe quedar claro que no todas llegamos con esa mujer, las más, vamos por un camino diferente para todas y todos.