Política

Hablemos del reparto de pluris

Apreciables lectores, abordaremos en esta ocasión un tema que parece estar de moda, pero que en la realidad representa un problema grave para una democracia, y de manera esencial, para México.

En la pasada elección del 2 de junio, se manifestó la voluntad de las y los mexicanos en las urnas, y el camino que eligieron es indiscutible; lo que no tiene cabida es que, el sistema, de manera mañosa y deliberada, pretenda hacerse de una representación que no le corresponde, porque no fue esa la medida que los electores buscaron para México.

Y es que el límite para poder contar con un Poder Legislativo que sea contrapeso y equilibrio, respecto de los otros dos poderes, es que vele por la protección de la Constitución, en tanto que no es una ley cualquiera que admite reformas versátiles en la medida de las necesidades sociales; por el contrario, es rígida y está blindada por un proceso que permite evitar, precisamente, las modificaciones a modo del gobierno en turno poniendo en riesgo la democracia y la vida interna del país.

Esto es relevante, porque una forma de proteger la Constitución, es que ningún partido tenga la mayoría para modificarla por sí solo, así, de darse una enmienda, ha de procederse al análisis primero y, después, pasar por el tamiz del Constituyente permanente, esto es, por el visto bueno de los estados de la república, que habrán de hacer su propio estudio y manifestación. Con ello se asegura que no se pierda el equilibrio y que no exista poder absoluto del partido en turno al gobierno.

Hoy, estamos ante un panorama de riesgo, pues les decía, el partido del Presidente Andrés Manuel, junto con sus partidos coaligados, buscan tener una representación por la que nadie votó, violando la propia Constitución de nuestro país (aunque ya sabemos que poco les importa la ley), para poder hacer a su contentillo lo que les venga en gana sobre nuestra norma suprema y, eso, distinguidos lectores, es el primer paso al autoritarismo del que parece que apenas nos acordamos, cuando el partido único, el PRI, era el que gobernaba, mandaba y hacía, y que tanto tiempo, lucha y vidas costó quitar del poder, ponerle límites y lograr la integración de los representantes que harían, a la postre, el contrapeso tan necesario para que la vida de nuestra Nación tenga un mejor rumbo.

De prosperar esta infamia, cediendo el 70% de las curules en la Cámara de Diputados a la coalición del presidente y su sucesora, se les reconocería un 18% aproximadamente que no les toca, porque por ellos votaron el 52% de los electores, y el 34% que votó por la coalición Fuerza y Corazón por México, se vería representado en un 18% aproximadamente, es decir, reducido a la mitad de lo que las y los mexicanos pidieron.

No podemos olvidar y dejar de enseñar a las nuevas generaciones que, el Presidente López Obrador y varios de sus correligionarios se formaron en las filas del PRI de los 60´s, 70´s, del siglo pasado y es el único sistema político totalitario que conocen y añoran. Hoy, debemos hacer valer la Constitución, la ley y la voluntad de las y los mexicanos, y evitar a toda costa el retroceso antidemocrático y catastrófico que representa este nuevo capricho del Presidente y su partido.


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Cristina Márquez Alcalá
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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