La semana pasada fuimos testigos de las movilizaciones de miles de mujeres a lo largo y ancho del país; manifestaciones en las que, principalmente, pedimos condiciones de seguridad para desarrollar nuestros proyectos de vida.
En esa gran coincidencia nos hermanamos y exigimos el respeto de nuestros derechos humanos para poder trabajar, estudiar, emprender, expresar y vivir.
Estas voces no son cosa menor, especialmente cuando vemos que las mujeres seguimos siendo objeto de discriminación y violencia desde diferentes ámbitos. Ante esta dolorosa e indignante realidad, quienes trabajamos en el servicio público tenemos la obligación de tomar acciones desde nuestros diferentes ámbitos de competencia, haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para eliminar las brechas de desigualdad y evitar a toda costa la repetición de patrones de violencia y discriminación.
Específicamente dentro del Poder Legislativo, nos corresponde el diseño de la ley con dos objetivos muy claros: el primero, que los operadores tengan elementos suficientes que les permitan realizar sus funciones de manera efectiva; y, segundo, que se procure el bien común desde la aplicación de la ley.
Con ello en mente, trabajamos para perfeccionar la ley, destinar presupuestos y fiscalizar el gasto público con perspectiva de género, para que las mujeres del estado cuenten con herramientas que impulsen su empoderamiento y desarrollo; y sí, debemos hablar de empoderamiento porque todavía necesitamos facilitar herramientas que nos permitan lograr lo que nos propongamos.
El empoderamiento de las mujeres es un llamado que nos convoca para ser partícipes del avance de muchísimos seres humanos, cuyos sueños, vocaciones, ilusiones y proyectos, son necesarios para contar con una sociedad fuerte, y el primer gran paso es resolver uno de los mayores problemas al que nos enfrentamos como mujeres: la violencia.
Prevenir, atender y sancionar la violencia contra las mujeres es un tema fundamental en la agenda del Grupo Parlamentario del PAN, donde trabajamos para resolver, desde sus causas, la vulnerabilidad de las mujeres, construyendo siempre desde las coincidencias.
Perseveraremos, porque a las que nos ha tocado llegar superando obstáculos, condiciones y violencias, nos toca ser puente, cuerda o escalón, para que las demás lleguen. Lectora, lector, somos La Voz de las Mujeres y asumimos ese compromiso con absoluta convicción porque nada menos sería aceptable.
