Algo sin precedentes sucedió en la capital de los Estados Unidos, un grupo de simpatizantes del Partido Republicano irrumpió de forma violenta en el máximo recinto legislativo de aquel país, como escena de película anarquista, decenas de personas, ingresaron al Capitolio estadounidense en donde paralizaron por algunas horas el conteo oficial de votos para la transición a la siguiente administración federal.
Después de un proceso electoral que ha tomado esfuerzos titánicos, se emitiría un veredicto oficial otorgando los resultados electorales; y ciertamente había un ambiente hostil entre las dos principales fuerzas políticas de los Estados Unidos; el 25º presidente de aquel país no se encontraba precisamente satisfecho con la voluntad popular que se ha vertido en las casillas.
El presidente Donald Trump presentó una serie de intentos jurídicos que pretendían desechar los resultados electorales en algunos estados del país, cosa que no procedió en el proceso formal, sin embargo; su reiterado discurso sosteniendo un aparente fraude electoral, caldeó los ánimos entre sus simpatizantes.
Nadie pudo imaginarse lo que sucedería en el Capitolio; un evento que puso los ojos del mundo sobre una de las democracias más longevas y aparentemente estables del globo terráqueo.
Por su parte, la lideresa de la cámara de representantes, Nancy Pelosi, hizo un llamado a invocar la vigésima quinta enmienda, la cual puede llevar a un presidente a ser sucedido en caso de estar imposibilitado para gobernar, de tal manera; el vicepresidente; Mike Pence, entraría en funciones.
Asimismo, la palabra impeachment se ha puesto sobre la mesa en caso de que el vicepresidente no acepte remover a Donald Trump de su cargo antes del 20 de enero.
En 1849 Henry David Thoreau publicó un ensayo titulado Desobediencia civil, texto que se convirtió en máxima de grandes referentes como Gandhi e incluso Martin Luther King, quienes fueron líderes de movimientos pacíficos que lucharon por los derechos de las minorías.
Thoreau concebía la desobediencia civil como un gesto cívico justificado que busca cambiar el trayecto de la historia de un país, como un motor de cambio y progreso.
La libertad de expresión y de disidencia con el otro es un derecho que las luchas sociales han alcanzado a base de sangre y sudor, sin embargo; existe una fina línea entre expresar libremente tu sentir y violar el derecho del otro, tal como lo sostuvo nuestro Benemérito de las Américas “El respeto al derecho ajeno es la paz”
Sin lugar a dudas, lo ocurrido en Washington DC siembra una fuerte lección para el mundo entero, nos lleva a la reflexión acerca del funcionamiento de las democracias; y también hace un llamado a los líderes quienes deben unificar y pacificar; aunque esto signifique poner en segundo término sus creencias personales.
* Directora de Planeación y Trabajo Legislativo en el Senado de la República