¿Por qué el obradorismo busca desmantelar el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, el INAI, y al Sistema Nacional Anticorrupción?
Todos podemos tener alguna idea al respecto, sin embargo, el reconocido académico y activista Mauricio Merino lo tiene mapeado; y generosamente lo compartió dentro de la Cátedra Julio Cortázar que realiza la Universidad de Guadalajara y de quien tomo muchas de sus ideas y las aderezo un poco.
A todos los presidentes de México les estorba la transparencia y la rendición de cuentas porque les resta discrecionalidad, pero el actual no solo las desdeña, sino que busca eliminarlas o someterlas a oficinas que dependan de él.
¿Por qué no quieren transparentar, rendir cuentas y que se investigue la corrupción? Porque la corrupción es un asunto de una verdadera delincuencia organizada, porque quieren seguir obteniendo beneficios personales con recursos que son públicos, de todos, como aprovecharse de la “cultura del botín” de las plazas en el sector público.
De acuerdo con una investigación del propio Merino y su equipo, solo el 1.3 por ciento de las plazas del gobierno federal son asignadas con criterios claros y por capacidad. El 98.7 por ciento restante son para el recomendado, la sobrina, el compadre, el hijo de o la pareja de…
También porque en la opacidad no se sabría que el 80 por ciento de las compras gubernamentales del gobierno federal se hacen por asignación directa cuando los parámetros internacionales establecen que la mayoría deben hacerse por concurso, con licitaciones abiertas.
La opacidad también permitiría hacer más selectiva la fiscalización para usarla -más que ahora- para persecuciones políticas contra los adversarios del régimen.
A falta de información de esos malos manejos la población no estará consciente de la gravedad de la corrupción.
Los corruptos saben que una cosa es actuar fuera de la ley y otra actuar en contra de la ley y con instancias autónomas que les pueden echar el diente. Una cosa es sacar pañuelos blancos por el dizque fin de la corrupción y otra, en la realidad, eliminar las instituciones que la combaten. ¿Sí se nota la diferencia?