Política

Ni un voto

No me convence ninguno”, “¿Para qué voto?”, “Para qué si ganan los de siempre”, “Todos son unos pillos”, “Voy a anular mi voto” y otros argumentos escuchamos en estos días de parte de algunas personas desmotivadas de la participación ciudadana.

Para sustentar estas posturas puede haber una o muchas razones válidas e irrefutables, desde la desilusión que pudo haber causado el desempeño de quienes habían ofrecido un cambio y hasta los yerros de los opositores. Va.

Sin embargo, hay argumentos hasta dolorosos que nos ayudan a repensar estas posturas.

Es por muchos conocido que por siglos para el grueso de la humanidad no existía el sufragio universal. En toda la historia los que decidían quién debía gobernar era o una familia, un pequeño grupo de aristócratas, de ministros, de militares o delincuentes, por cierto, siempre hombres -con contadas excepciones-. El poder no era ni del pueblo ni para el pueblo.

Muchos mexicanos actuales creerán que el voto universal existió siempre porque ahora es algo normal, común, pero ni siquiera ha cumplido un siglo entre nosotros. Apenas en 1947 se permitió el “voto universal -solo para los varones-” en elecciones municipales; en 1953 se amplió a todas las elecciones del país, pero no fue sino hasta 1955 cuando se permitió votar a las mujeres. No tenemos ni 70 años de que el género no impide participar en la definición del gobierno.

¿Se imaginan esta restricción para la mujer en estos tiempos? Parece ridículo pensarlo, sin embargo, existen países donde aún no pueden votar las mujeres.

Una más: apenas, desde finales de los años 90 a la fecha tenemos en México una incipiente democracia.

Ahora, no imaginemos, revisemos nuestro México actual: hay localidades en las que grupos delincuenciales tienen amenazados a los pobladores para que no acudan a votar, y hay otras en las que no se instalarán casillas por la presión de criminales. No es ficción, es un mal que cada vez se nos aproxima más.

Por ello es muy importante, incluso vital, que todas y todos los que podemos aún votemos este domingo. No es solo un derecho, en México votar está siendo cada vez más un privilegio y una imperiosa necesidad de sobrevivencia social. No cedamos ni un voto ante el avance de la barbarie.


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Celso Mariño
  • Celso Mariño
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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