Desde siempre los movimientos progresistas, de avanzada, de izquierda, pues, han pugnado y luchado por el avance de los derechos individuales y uno de los más importantes es la libertad de cualquier persona a manifestar, sin ofensas, lo que le plazca sobre el poder y las autoridades de cualquier nivel.
De entre todos los movimientos los que reclaman un cambio social son los que más han reclamado una verdadera libertad a expresarse por todas las vías posibles en un ambiente de tolerancia y apertura por parte del poder público y los partidos políticos opositores son uno de los usufructuarios naturales de este derecho.
Durante 20 años, desde que estaba en el Partido de la Revolución Democrática y luego como líder opositor y candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador y sus promotores acusaron, cientos o miles de veces, censura, “cercos informativos” y represalias por sus dichos. Culparon hasta la saciedad que los querían callar.
Ahora que son gobierno quienes antes exigían libertad de expresión intentan imponer una censura política descarada.
Desde legisladores que piden sancionar a quienes posteen en redes sociales críticas al gobierno hasta quienes demandan a periodistas y a “tuiteros” que cuestionan el régimen.
Ahora sabemos que una sola legisladora del partido en el poder habría interpuesto hasta 61 recursos legales contra cibernautas que han externado críticas y evidenciado sus intereses políticos, mientras que una encumbrada política, también parte del régimen, provocó que detuvieran a un opinólogo que últimamente ha sido particularmente ácido hacia con el inquilino del Palacio.
Desde las “mañaneras” se ha argumentado la libertad de expresión para acusar a críticos del régimen y ahora los operadores políticos del gobierno han procedido a presentar demandas, ignorando que ese derecho expresado en la Constitución es para garantizarlo a los ciudadanos ante las autoridades, no al revés.
Uno de los peores riesgos autoritarios actuales es la intentona por acallar las voces críticas al gobierno, sea con acusaciones públicas desde el poder o con demandas y denuncias. No podemos permitir que se imponga una sola voz en nuestro México plural y diverso.