La Escuela de Escritores del Estado de México Juana de Asbaje, bajo la dirección de Flor Cecilia Reyes, antes Escuela de Escritores de la SOGEM-Metepec, en sus 25 años de vida ha sido cuna y madre de cuentos, novelas, obras de teatro y, por supuesto, vastos poemarios, de autoras y autores que han sido reconocidos y premiados en certámenes nacionales e internacionales; aunque, igualmente, han surgido historias más discretas y tímidas, que solo se han asomado a la luz en el ámbito local.
Es el caso de un librillo de portada amarilla, de apenas 10 por 12 centímetros, publicado en 2019 por la editorial La Comuna Girondo, que dirige Dionicio Munguía. El cuento se llama “Molito negro”, escrito por Elizabeth Zúñiga Sánchez que, con esta primera publicación, aunque tardíamente, se revela como una autora con originalidad, amplitud de recursos estilísticos y, sobre todo, un discurso literario propio, claro y directo, lo que seguramente advirtió el editor, quien desde hace años cobija bajo el ala de su sello editorial a escritores emergentes del ámbito local.
La trama de Molito negro se inscribe en la tradición de las historias que entretejen la cocina y la creación literaria. Recuerdo “Como agua para chocolate”, de Laura Esquivel, y la novela “Los besos en el pan”, de Almudena Grandes, entre otras; en 2018, el Fondo Editorial del Estado de México publicó “El vuelo de la hilacha”, de Carlos Olvera Avelar, acerca de los caprichos y gustos gastronómicos de Antonio López de Santa Anna, el personaje central de su historia.
Con Molito negro, Elizabeth Zúñiga hace honor a la tradición literaria de perfil costumbrista mexicano, coloca como protagonistas a dos mujeres, delinea una trama familiar y asesta un desenlace sorpresivo, que deja un agradable y generoso sabor a mole negro y a buena literatura. Es una autora que honra, a su manera, la cultura culinaria mexicana y, en particular, la oaxaqueña, de la que es heredera por lazo político.
En cada página, Molito negro se dibuja como una muestra de firme composición literaria, cuya trama se hila como mantel de lino bordado a mano sobre la mesa de gala, antes de la fiesta. Con este cuento, su autora deja ver su potencial creativo y su fuerza narrativa; historias no le faltan, seguro, por su cercanía con el periodismo y la comunicación, por su curiosidad natural y su fama de cocinera consumada, que le dan los ingredientes para seguir cocinando nuevos textos.
Celeste Ramírez