Sabemos que las variantes del coronavirus que provoca el covid son conocidas con las letras del alfabeto griego si son preocupantes, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. Hasta la aparición de Ómicron, en noviembre, la OMS llevaba registradas cuatro variantes preocupantes: la del Reino Unido, la de Sudáfrica, la de Brasil y la de la India, llamadas, respectivamente, Alfa, Beta, Gamma y Delta. Alfa detonó la ola de infecciones que padeció Inglaterra en el invierno de 2020, la cual llevó a ese país al confinamiento más prolongado que ha tenido Europa. Delta provocó la tragedia de muertes que sufrió la India en la primavera de 2021. Hoy en el mundo predomina Delta: es 60 por ciento más transmisible que Alfa. Los virus mutan todo el tiempo. La mayoría de los cambios no tiene consecuencias, pero otros tienden a hacerlos más infecciosos, y son los que predominan. Habrá en el futuro, sin duda, más variantes del virus que las letras que tiene el alfabeto griego.
La aparición de Ómicron, hace apenas un par de semanas, hizo que los países cerraran de nuevo sus fronteras; que las bolsas cayeran en todas partes; que el mundo tuviera miedo una vez más. Algunos predijeron que las vacunas serían ineficaces. En ese marco, desolador, The Economist publicó una entrevista con Ugur Sahin, el jefe de la empresa de tecnología de punta, BioNTech, que produjo, asociada con Pfizer, la primera vacuna eficaz contra el covid, apenas un año después de haber sido identificado el virus en China. Quiero comentar esta entrevista, que es reconfortante. Sahin nació en Turquía, emigró a Alemania, donde junto con su esposa, turca también, fundó BioNTech. “Yo personalmente no estoy asustado por la situación”, dijo. “Esperábamos que surgiera una variante así”.
BioNTech está actualmente probando en el laboratorio su vacuna contra la variante Ómicron. El 26 de noviembre anunció que daría a conocer sus resultados en dos semanas, es decir, por estos días, para saber si será necesaria una nueva vacuna. Ómicron es distinta de las demás variantes por tener alrededor de 50 mutaciones, más de 30 de las cuales están ubicadas en la parte de su estructura que es utilizada en el diseño de las vacunas. La variante, al parecer, es mucho más contagiosa, pero no más letal. Es posible que, frente a ella, y frente a las demás que vengan, las vacunas tengan que ser modificadas regularmente, como sucede con las vacunas contra la influenza. Sahin subrayó, asimismo, la importancia de la dosis de refuerzo contra el covid. Las dosis necesarias para estar protegidos pueden variar, concedió: es posible que los que tengan dos estén menos protegidos que los que tengan tres. Aceptó que conocemos poco de la nueva variante, pero afirmó que, con base en su conocimiento, su “predicción científica” es que las personas vacunadas con el refuerzo sufran poco —su mal sea leve o moderado— en caso de ser contagiadas por Ómicron.
Sahin dice que las vacunas seguirán siendo eficaces y que, si necesitan cambios, ellos serán hechos. Todo esto es reconfortante. Y también exigente, pues lo dice a todos los países, los ricos y los pobres, donde la mayoría de la población no habla de refuerzos porque aún no está vacunada.
Investigador de la UNAM (Cialc)