En Inglaterra, donde vivo ahora, la prensa está fascinada por el libro de memorias del príncipe Harry, Spare, que acaba de publicar la editorial Penguin Random House. La semana pasada llegó a las librerías, vendió cerca de un millón y medio de ejemplares en todos sus formatos: papel, pantalla y audio (la versión completa de su libro es narrada por el propio Harry). El libro ha sido traducido a dieciséis idiomas. La versión en español, titulada En la sombra, que empezó a circular pocos días antes, detonó titulares en la prensa de todo el mundo, que no inhibieron sin embargo la venta del original, que fue inmediata y masiva. Penguin Random House informó que no había publicado nunca un libro sin ficción que vendiera tantos ejemplares el día de su salida. El récord de ventas lo tenía, por cierto, A Promised Land de Barack Obama, que vendió 887 mil ejemplares al aparecer en Estados Unidos y Canadá. Spare estuvo cerca de duplicar ese récord.
El libro de memorias no lo escribió Harry, es decir, Enrique de Inglaterra, duque de Sussex. Fue escrito por otro, un ghost-writer llamado John Joseph Moehringer, americano, periodista por un tiempo en el New York Times, ganador de un Premio Pulitzer por un reportaje sobre
los descendientes de esclavos en una comunidad de color en Alabama. Spare tiene 410 páginas, no es breve, pero es divertido: parece un libro de suspenso. Las frases son sencillas, los párrafos cortos, las reflexiones en cursivas impactantes.
La distancia es esencial a la realeza, dice Harry; la distancia que hay “entre Tú y Ellos”. Es decir, entre nosotros y él. Es lo que explica el éxito del libro: rompe con la regla del silencio que protegía, y engrandecía, a la familia real en Inglaterra. Abre todas las puertas. Lo que vemos es revelador, pero también patético. Es penoso leer que su pene (“my todger”) estaba helado el día de la boda de su hermano; que consumía cocaína de joven; que perdió la virginidad en el campo con una mujer mayor, que le daba de nalgadas; que mató a veinticinco talibanes en Afganistán, a los que tumbó desde el aire como “piezas de ajedrez”. El libro trata de transmitir el mensaje de que, a pesar de haber nacido en un mundo rodeado de privilegios, él también es una víctima. Dice que siempre fue spare (libre, suelto) frente a su hermano, que desde que nació fue heir (heredero de la Corona). Es una de las contradicciones de su libro (la de ser una víctima llena de privilegios). Hay otras más. Spare revela sin rubor los pasajes más íntimos de la vida de un hombre que condenó siempre a la prensa por invadir su intimidad (y la de su madre, la princesa Diana). El libro es demoledor con varios miembros de su familia, sobre todo con la reina consorte Camilla (malvada y peligrosa), pero también con su padre (un incompetente) y con su hermano y su cuñada (quienes lo manipularon, dice, para ir a la fiesta de disfraces que hizo historia, vestido como Nazi). Harry es en efecto demoledor con los demás, pero indulgente y complaciente consigo mismo. Su familia decidió no responder, aunque la opinión, expresada por la prensa, ha reaccionado en contra. “El libro parece menos una broma que un terrible cálculo equivocado”, escribió The Economist.
Carlos Tello Díaz
Investigador de la UNAM (Cialc)
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