Política

Monreal y la traición

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“Nunca voy a traicionar al presidente, al presidente López Obrador, prefiero no ser nada, prefiero no participar en nada antes de traicionar al Presidente de la República”, ha dicho Ricardo Monreal.

Por si había dudas después de los últimos diez días, Monreal ha perdido su apuesta de hacerse pasar por un morenista rebelde para atraer conversaciones con otros partidos y al mismo tiempo jugar con el suyo. Pues no, eso no se puede. Después de lo visto en el Senado el fin de semana pasado, se cerró aquellas puertas y tampoco está claro que se haya reabierto las otras. Creo que nos quiere vender como un acto de integridad lo que es una derrota.

Dejó de ser interlocutor confiable para la oposición y fue arrasado por los senadores de su partido por el acuerdo que había sellado con los otros. Le salió mal la jugada, eso no lo hace un santo, ni un demonio; perdió una. Así es la política, nada más. No, Ricardo, no eres un santo, eres un político.

Por cierto, aprovecho para recomendarle un libro: Elogio de la traición, de Denisse Jeambar e Yves Roucaute.

Van un par de citas para que se le antoje: “Fuerza motriz de la política, la negación es necesaria para la conquista del poder, su estabilidad y su eficiencia. Es el instrumento que permite armonizar los intereses del gobernante y el gobernado, el escudo contra la ceguera y la arbitrariedad de lo que Benjamin Constant llamaba el ‘interés del amo’.

“En las antípodas del despotismo, la traición es, pues, una idea permanente que, a diferencia de la cobardía, evita las rupturas y las fracturas y permite garantizar la continuidad de las comunidades democráticas al flexibilizar en la práctica los principios preconizados en la teoría. Con todo, no es una puerta abierta a los oportunismos: en efecto, la traición encuentra sus límites en la elección. Cuando deja de ser pragmatismo gubernamental y se convierte en mera práctica para perpetuarse en el poder, cuando vuelve la espalda a las aspiraciones del elector, sufre una sanción. Así, entre traición y elección se establece un equilibrio frágil con el cual los políticos no pueden jugar impunemente.

“Es sin duda en esta combinación incierta que el arte político encuentra su nobleza. Ejercicio peligroso para el que lo practica, la alquimia traición-elección camina siempre por el borde del precipicio del fracaso y el abismo de la irracionalidad. Todos los ejemplos que brinda la historia cercana confirman la verdad de esta dialéctica”.


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Carlos Puig
  • Carlos Puig
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  • Periodista. Notivox TV, Notivox Diario y digital, de lunes a viernes. Escucho asicomosuena.mx todo el tiempo.
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