Entiendo que todos nos deseamos en estos tiempos un feliz año, que 2024 sea lo mejor y otras bonitas frases. Bien. Sintámonos bien un rato.
Más aún por este fin de 2023, que ha sido brutal en términos de violencia, el tipo de violencia que apunta claramente a la ocupación territorial por parte del crimen organizado y en donde en cada evento hay múltiples víctimas.
La característica de este fenómeno que va invadiendo el país se junta con las elecciones del próximo año. Las más grandes de la historia en términos de los miles de puestos que están en juego. La combinación puede resultar catastrófica.
Regreso al ejercicio de investigación y datos que viene haciendo Data Cívica, “Votar entre balas”, que registra la violencia criminal electoral de México. El reporte de noviembre no da razones para el optimismo.
Cito: En el periodo de 2018 a 2023 se han registrado un total de mil 564 ataques, asesinatos, atentados y amenazas contra personas asociadas con el ámbito político, gubernamental o contra instalaciones de gobierno o partidos. Hasta el momento, el año 2023 ha registrado la mayor cantidad de eventos de violencia criminal-electoral: 529. Los estados donde ocurrieron los eventos de noviembre de 2023 fueron: Michoacán, Zacatecas, Nuevo León, Chiapas, Guerrero, Jalisco, Guanajuato, Oaxaca, Chihuahua, Baja California, Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Morelos. Si comparamos este mes con el mismo mes del año anterior, notamos que existe un incremento de 28.95%.
La violencia no distingue partidos, ni poderes. Funcionarios de ejecutivos locales o de tribunales o precandidatos; todos están en riesgo. Porque la disputa es por el poder territorial.
No hay que ser un pesimista, basta ver los datos de violencia en cada año electoral —antes y después de las votaciones— para saber que este año, dado el tamaño de la elección y la situación de la seguridad, las cosas muy probablemente se pondrán peor.
Queda claro que el gobierno federal no cambiará lo que ha venido haciendo —es un decir— los pasados cinco años. Y dado que estos apoderamientos de estructuras de gobierno por medio de la violencia se dan en lo local, mal haríamos en solo ver la violencia y no fijarnos en los próximos años quién en verdad gobierna en cientos de municipios.
Porque sí, las cosas siempre se pueden poner peor.