Es difícil de entender y puede tener múltiples interpretaciones la decisión del gobierno federal, es decir, del presidente López Obrador, de haber atascado al Poder Legislativo en un solo periodo, corrijo, en unos días del último periodo de la cantidad de cambios legislativos que la obedientísima —soy generoso— mayoría de Morena en la Cámara de Diputados aprobó antes de cerrar su periodo.
Más allá de intenciones, lo que es más sencillo de inferir son algunas de las consecuencias que tal atasque tendrá en el corto y mediano plazo.
Primero: en lo político, está claro que pone un guion a los aspirantes de Morena en su debate —no se rían— por quién será el candidato a la Presidencia. He escrito por acá en un par de ocasiones que algunos de los elementos más ideológicos y fieles del morenismo estaban escribiendo un documento para que quienes quisieran participar en la encuesta lo firmaran como compromiso; a partir de lo que hemos visto en estos días, me queda claro que el presidente es parte si no que creador de ese documento hoy traducido en iniciativas. La corcholata que quiera participar y ganar tendrá que decir sí a las iniciativas con todo y las muchas barbaridades que contienen.
Segundo: las iniciativas, por la manera en que están escritas —es un decir— y la forma en que fueron aprobadas, traerán una cascada de procedimientos judiciales y varios terminarán en la Suprema Corte, aumentando ya la enorme tensión y bronca del Presidente con el poder Judicial. Peor aún, por lo mismo serán reformas que quedarán en la incertidumbre, sujeta a los tiempos de los tribunales.
Tercero: algo vieron en Palacio Nacional que quisieron terminar su agenda legislativa en este periodo y descartar los dos que le faltarían al Presidente. Por algo estos tiempos de sucesión, peor aún tan adelantada, nunca son demasiado productivos en el Legislativo. La lucha por la sucesión dejará para septiembre una mayoría que no lo será más por fragmentada entre corcholatas. Después de estos días, será peor.
Y último: el aspirante morenista que, aplaudiendo esta barbaridad, gane y después se quede con la Presidencia, perderá al menos la mitad de su sexenio tratando de arreglar el desastre que heredará en 2024 por múltiples razones, no solo por esta semana, pero en mucho, por el atasque de esta semana.