En estos días panistas y ex panistas de renombre se han comenzado a dar de gritos —es un decir— en X y en entrevistas por los resultados en la elección y las triquiñuelas de su líder —no se rían— para colocarse él y sus cuates en buenos lugares de las listas que les aseguraban, más allá de resultados, unos años tranquilos en el Congreso.
El ex presidente y, hasta donde se sabe, ex panista Felipe Calderón arremetió contra Marko Cortés, quien le contestó, y luego llegó Roberto Gil a decir otras cosas y más andan participando.
La pregunta es si lo de estos días nada más son algunos gritos de políticos aburridos en estos días de transición y medio adictos a redes sociales o si la cosa va en serio.
Acción Nacional es hoy el segundo partido más votado en el país —lejos del primero, pero es el segundo—; no solo eso, el PAN, al menos el viejo PAN, antes de convertirse en esta cosa rara que se puede aliar con el PRI, el PRD y otros, era un partido de derecha, al menos a la derecha del resto, el partido conservador por excelencia. Eso lo hace oposición a lo que hoy gobierna y lo hace diferente al PRI, que se parece más a Morena que a cualquier otra cosa, y a MC, que se dice de izquierda pero “no tanto” como el partido hegemónico.
Ahí radica, creo, la oportunidad del más antiguo de los partidos políticos, de reconfigurarse y reconvertirse en algo que, algún día, vuelva a ser competitivo.
Sí, estos gritos tuiteros son un buen inicio, pero como ayer recordaba en Botepronto de MILENIO Tv Héctor Aguilar Camín, de algún día que lo invitó Carlos Castillo Peraza, el PAN debería de volver a aquellas asambleas llenas donde todos hablaban, se daban con todo y luego acordaban algunas cosas. Así se construyó este partido. Así podría reconstruirse.
Para eso, los que se han ido, Calderón el primero, tendrían que tratar de explicar qué creen que salió mal y por qué y luego los demás, los tres últimos presidentes panistas, por supuesto, que se dieron todo a ellos mismos.
El otro camino ya lo hemos visto.
El grupo que se queda con un partido, no importa las razones que sean, se encapsula y se hace cada vez más pequeño. Eso sí, cobrando. Y en unos años desaparecen. Pregúntenles a sus aliados del PRD.