Mucho se ha discutido desde el domingo sobre las pérdidas del PRI en las elecciones que se acumulan a las muchas derrotas del partido que en estos tiempos preside Alejandro Moreno. Todas esas derrotas son ciertas.
Pero es aún la tercera fuerza electoral del país, si bien disminuida, y su posición como bisagra en cualquier alianza es atractiva frente a cualquier invitación de alianza o, como bien deja claro alguno de los audios que hemos escuchado, los votos en el Congreso. Ya veremos cuál es el destino del tricolor y de Alito.
Creo que el lío mayor en términos de decisiones lo tiene la segunda fuerza política del país: el PAN.
El domingo Acción Nacional retuvo con comodidad Aguascalientes, pero perdió Tamaulipas, que gobernaba, más allá de algún esfuerzo de último momento y en Durango, seamos honestos, ganó el PRI con un candidato suyo y donde la operación de campaña fue responsabilidad del priismo de Coahuila. Podrán decir muchas cosas, pero el PAN perdió Durango.
¿Les sirvió de algo la alianza con el PRI? ¿Hubiera perdido Aguascalientes? ¿Hubiera ganado Tamaulipas? Esas cosas se tendrán que preguntar rumbo al próximo año cuando Coahuila y Estado de México, ambos estados gobernados por el PRI, disputen sus gubernaturas.
Hace cinco años en Coahuila el PAN fue competitivo en la elección para gobernador, pero en 2020 y 2021 le dieron una paliza.
En el Estado de México la candidata panista quedó en lejano tercer lugar en el 2017 y en el 2021, cuando Morena y PRI compitieron en serio, ganó 3 por ciento más votos Morena pero más alcaldías el PRI, el PAN obtuvo la mitad de los votos que el tricolor, aunque le fue bien en el llamado corredor azul.
Es decir que el PRI tendrá derecho y sería lo lógico, si van en alianza, de pedir que sean ellos quienes elijan candidato. Y aunque el PAN no anda muy bien es esos estados, en algo ayudaría que se aliaran —sobre todo en Estado de México—.
Y si van en alianza y ganaran ambas elecciones, dado el tamaño y relevancia de ambas entidades y el frenesí mediático que veremos alrededor de la elección, el PRI de repente dirá haber resucitado y la negociación de la alianza frente al 2024 sería otra que la que los panistas imaginan hoy.
Ahora, si el PAN decidiera para el año que viene ir solo y el PRI perdiera ambos estados donde nadie más que ellos han gobernado. ¿Qué quedaría del PRI? ¿Qué preferirá el PAN?
@puigcarlos