Este artículo tiene la intención de establecer varios puntos que el ciudadano debería considerar para poder emitir su voto. Para ello, primero debemos abordar la importancia que tiene un proceso electoral y lo que significa el sufragio o voto, dentro de este ejercicio de democracia representativa.
Vale la pena recordar entonces que nos encontramos en un sistema político denominado como democracia representativa, lo que significa que todos los ciudadanos, con ciertas condiciones específicas y plasmadas en la ley, tales como condiciones de edad, condiciones mentales y cuestiones de sentencia judicial definitiva, podemos participar en la elección de nuestros representantes en el ejercicio del poder público, pues son estos representantes los encargados de tomar las decisiones respecto de los asuntos públicos que se consideren prioritarios y como ellos mismos lo consideren.
En México, como en casi todos los países de América Latina, se vive una crisis de representatividad muy fuerte, que se debe en gran medida a las crisis de identidad de los partidos políticos, quienes han dejado de ser canales de demandas de los ciudadanos y estructuras que aglutinen diversos intereses de los diferentes grupos sociales, para convertirse en recicladoras de personajes que han hecho negocios al auspicio del poder público o de funcionarios públicos de carrera que más que transformar la realidad buscan su perpetuidad por interés propio.
En este escenario, cada tres años se realizan elecciones para elegir los nuevos representantes populares a nivel nacional, es decir, Diputados Federales, y cada seis años, la renovación de los representantes de las entidades federativas o Estados, los Senadores, y al Presidente de la República, y en el caso de Guanajuato, dichos procesos son concurrentes, lo que significa que en 2024 elegiremos cabildos para las autoridades municipales, diputados locales y Gobernador.
Tomando como referencia que como ciudadanos en general, no sentimos que quienes se postulan tengan una identidad con lo que queremos, y dadas las condiciones socioeconómicas y las diversas realidades estructurales, nuestra cultura política no es vasta y abundante, me permito aportar puntos que considero clave para que la elección que cada uno haga en su conciencia política, sea la más adecuada a sí mismo y que corresponda con sus propios intereses.
La primera consideración es tener conciencia de clase, es decir, tener presente dónde estamos ubicados en la escala social, no mentirnos a nosotros mismos y saber quiénes somos, de dónde venimos y lo que nos rodea, no lo que quisiéramos o lo que aspiramos, es ser realistas de dónde partimos, cuál es nuestro punto de referencia.
La segunda consideración es identificar nuestras aspiraciones y las herramientas que necesitamos para hacerlas realidad, así como los principales obstáculos que tenemos para ello, pues es evidente que no las hemos podido realizar por diversos factores.
La tercera consideración es reconocer el valor que tiene nuestra participación, ya sea desde la emisión del voto, la promoción de opciones políticas, la protesta y el convencimiento de ciertas causas, nuestro valor en la vida pública viene determinado por nuestro grado de involucramiento y nuestro capital social.
A partir de reconocernos como valiosos para lo público, ubicarnos en nuestra realidad y visualizar nuestras perspectivas de mejora como individuos y para nuestra comunidad, así como los obstáculos, tenemos una red básica para poder analizar las diferentes opciones que ofrecen los partidos políticos e incluso algún candidato independiente. Por ejemplo, si vengo de una familia que se ha dedicado al comercio informal incluso por generaciones, donde sé que podemos ganarnos la vida y la autoridad siempre ha sido obstáculo para crecer nuestros negocios y continuar la búsqueda de una vida más digna, es preferible por votar opciones que fomenten la economía popular, que son nuestros clientes, las facilidades regulatorias, la amplitud de servicios públicos, los créditos a sectores informales y las becas educativas, que acepten las demandas de asociaciones de comerciantes populares. Y en cambio, aquellas opciones que prefieran centros comerciales con cadenas de tiendas internacionales, donde la máxima aspiración es ser gerente de la tienda, y la mayoría serán empleados de mostrador, no son opciones políticas coincidentes con nuestra conciencia de clase o nuestras aspiraciones colectivas, pues no son congruentes con quiénes somos y lo que aspiramos a ser.
A lo largo de este tiempo iremos haciendo reflexión de lo que habremos de elegir, de las opciones que se muestran en el tablero político, pero siempre con los lentes de la conciencia de sí mismo, de nuestra comunidad y de quiénes aspiramos a ser.