Cultura

You should be dancing

Llevo largo rato masticando en la mente una lectura, cual si fuera ese bucle musical que se repite incansablemente. Se trata de El contacto humano, de Ashley Montagu y Floyd Matson, un par de chamacos que por los años 80 dieron vida a un análisis sobre la proclividad de nuestra raza para establecer conexiones con sus congéneres a través de la proximidad, el tacto, la kinestesia y otras expresiones.

En el libro hay un capítulo dedicado a la danza y al pensarle llega un cúmulo de ideas sobre esta actividad tan arquetípica como contemporánea. Y es que el baile, además de estar presente como herramienta gregaria, festiva y hasta catártica, implica un juego de emociones, amén de la presencia, regularmente indispensable, de la música y un mínimo de voluntad motriz para su ejecución.

Esto lo he comprobado a lo largo de la vida, pues al igual que el escritor Eduardo Galeano cuento con dos pies izquierdos. Para el fútbol, como el uruguayo, y también para el baile. Y aunque se hace lo que se puede con lo que se tiene, digo esto para salvar un poco la reputación, pero también para decir que nunca se ha cancelado un bailongo por mi culpa.

Recién caímos La Wonder Woman y este fulano que escribe en una pista de baile propia de asuntos afrocaribeños. Ella buscando mover las caderas y yo buscando complacerla, sabedor de que aproximarse a un entorno de semejante naturaleza implicaba ingresar a una especie de ligas menores de la materia y quedar expuesto al escrutinio público.

Sin embargo, lo que me encontré fue una pista amplia para ser poblada por bailarines, algunos más duchos que otros, con un acoplado de imprescindibles de cumbia y salsa, y la certeza de que pocas cosas son tan estimulantes para la condición física, pero sobre todo para la anímica, como sudar, reír y dar vueltas al ritmo de una buena chunchaca.

Y aunque no hubo pasos prohibidos en nuestro andar por el antro, sí el aprendizaje de dos o tres coreografías a cargo de ella, iniciada en estas artes, y que su aprendiz ejecutó con más gallardía que eficacia. Pero que permitieron albergar la posibilidad de engrosar la formación con clases que nos pusieran a la altura de la experiencia. Y que anidaran en el disfrute de ella y en la pericia de él.

No estuvo mal para ser la primera ocasión que este danzante se aventura al ruedo. Y ya aguardo las siguientes sesiones, con esa mezcla de nervios y emoción que priva en estos casos. Así que a agitar el esqueleto porque, a la usanza del viejo Nietzsche, se debería dar por perdidos los días en que no hayamos bailado al menos una vez.


Google news logo
Síguenos en
Carlos Gutiérrez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.