Cultura

Tucci

Se le recuerda como Nigel, uno de los hombres de confianza de Miranda Presley en El diablo viste a la moda; también como Paul, el consorte de Julia Child, rol encarnado también por Meryl Streep, en la película donde se habla de la vida y obra de quien llevó a grado de maestría la cocina francesa para americanas.

Por eso y otras muchas películas más, pero poco se le ubica como un foodie y menos como todo un gourmand. Stanley Tucci es un iniciado en el asunto y quizá por el vínculo genealógico o por el mero placer de comer como Dios manda, que lleva tiempo subido en el tren de los fogones, grabando videos donde hace alguna que otra preparación o viajando en pos de opciones para hincar el diente.

Recién descubrí en el canal National Geographic un show que lleva a Tucci a viajar por la bota itálica buscando las razones que hacen de ese país uno de los epicentros de la gastronomía internacional. Si bien se sabe que no hay alimento más globalizado que el de la pizza, lo que de suyo ya da cuenta de la influencia italiana en la sociedad de la mesa del mundo, no deberían quedarse atrás otros conceptos que son legado de ese paraíso.

Hablo de la pasta en todas sus denominaciones, la charcutería, los quesos, los vinos y los postres, amén de centenas de preparaciones regionales a partir de los insumos que prodiga la tierra, como el pesto genovés, la tripa a la italiana, el ossobuco alla milanese o los cannoli sicilianos.

Mirarlo conducirse por las cocinas del país, probar sus preparaciones y celebrar como la primera vez estar ante el milagro de los sabores, es sin duda uno de los más sólidos argumentos que llevan a apreciarle en pantalla. El show se titula Tuchi en Italia y es un verdadero delicatesen que no debería pasarse por alto, en particular por aquellos sibaritas que no se suelen permitir comer lo que sea y mucho menos como sea.

Como ocurre con los programas que se hacen desde la inteligencia, siempre ayuda llegar preparado con un mínimo de conocimiento sobre el tema. Y si a eso se le suma alguna que otra experiencia sensorial al respecto mucho mejor, aunque a estas alturas difícilmente haya quien se pueda declarar ajeno a las delicias de la cocina italiana y sus prodigios seductores.

Como quiera que sea, recomiendo acercarse al clásico de John Dickie, ¡Delizia! La historia épica de la comida italiana, además, claro está, de asomarse a alguna trattoria para degustar un buen plato o, mejor aún, arriesgarse a prepararlo.

Y si en una de esas andamos en plan exquisito y la herencia, el cochinito o algún otro empeño lo permiten, no estaría nada mal saltar el charco y caerle a aquella zona que por donde quiera que se comience siempre redundará en todo un deleite. Buon apettito!


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Carlos Gutiérrez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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