Dos máximas se me vienen a la mente en estas primeras reflexiones sobre la papeada. La atribuida a Nietszche que sentencia que sin música la vida sería un error, y la del buen Rius sosteniendo que no se puede vivir como si la belleza no existiera. Ninguna de ellas, en apariencia, se vincula con la tragazón, pero aquí es donde interviene el fulano que escribe para darle la vuelta a la tuerca: Sería un error pretender vivir como si la música no existiera y, si se rasca un poquito en el asunto, hay una peculiar inclinación por cantarle a los alimentos.
Eso no lo sabía hace años, pero luego de dedicar alma, vida y corazón a la cuestión culinaria, fueron saliendo por aquí y por allá las historias musicalizadas con sabor. Y no era para menos, algo había que hacer al respecto para darle aliño a un programa de radio que versara sobre el tema. Así fue como aparecieron los sospechosos comunes que dieron identidad al concepto y trajeron consigo asombro por la variedad de géneros y de recursos para hacer antojable lo que se escucha.
Así, desde la tradición parvularia, como era de esperarse, se evocan las delicias con El boogie de la cocina, de Topa y Muni; la Canción de los alimentos, de Papanu y sus amigos, y El twist de los alimentos, así como Utensilios de cocina, con CantaJuego. En ese tenor suman y siguen Chispita y sus gorilas, al son de Comer, comer, y Los Algos con Comer bien, para finalizar con la evocación al pasado de La Onda Vaselina y su Viva la gula.
Y en la senda de algo más especiado y ruidoso están Los Auténticos Decadentes con Algo hay que comer; Siniestro total y Diga qué le debo, y Un pingüino en mi ascensor, con Foie gras (parodia del Vuela, vuela). Implacable aparece El Cuarteto de Nos y Hay que comer; el clásico para crudos de Los agachados, en voz de Tin Tán y también de Maldita Vecindad; la oda raperita de Lupita´s tacos shop, con MC Luka, y el delicado Sabor de amor, de Danza Invisible.
Los chamacos de Quilapayún agregan ingredientes saludables con Tutti frutti, mientras que los de Monedita de oro equilibran la balanza a ritmo de Tacos de suadero. La chunchaca se pone de a peso con Georgie Dann y La barbacoa; El gran combo de Puerto Rico y El menú, y Guaco con el tema A comer. En tanto que desde la Iberia profunda llegan Los Xei con El menú; Antonio Molina y el clásico Cocinero, cocinero, y remata El Combolinga con la invitación a ir De tapas.
Por razones de espacio y de saciedad auditiva se detiene el inventario, pero la lista podría continuar hasta llegar a los digestivos de un menú de tantos tiempos como vocación haya para eso del pipirín, el sabor de los sonidos a la sazón.
@fulanoaustral