Cultura

De leyes a leyes

No deja de ser curioso que en un país donde las normas jurídicas suelen ser llevadas a paseo por el arco del triunfo, resulten implacables en ciertos temas. El postulado de la Gravitación Universal, por ejemplo, nos obliga a vivir en proximidad con el suelo que se pisa, lo que no impide que algunos se pasen la existencia volados.

Esa misma máxima sostiene que todo cae por su propio peso. Desde una perspectiva menos científica ocurre en particular con las patrañas que se nos venden históricamente y cuya fecha de caducidad opera cuando los ojos son abiertos.

La Tercera Ley de Newton, que describe la fuerza equivalente que adquiere una reacción opositora de su envión original, a pesar de los pesares también tiene lugar en México y llega a adquirir dimensiones de realismo mágico, cuando se piensa que de esta vida matraca nadie se va sin recibir su merecido.

Finalmente está la Ley de Murphy, sugiriendo que cualquier cosa que pueda salir mal o peor acaba por conseguirlo. De esa al parecer ni Dios Padre se salva. Y para muestra acabamos de ser testigos hace días de una nueva debacle de la Salación Nacional.

Pareciera que no importa lo que se haga, siempre se vuelve a una constante: inoperancia por el camino de la impericia. Por más que se renueven las esperanzas cada cuando, el resultado es el mismo en un colectivo que acaba por regla en el mismo punto.

Monsiváis sostenía que sí se podía, cuando se podía. ¿No es más fácil reconocer que, dadas las limitaciones estructurales, empresariales, deportivas y hasta idiosincráticas, el asunto no da para más, y que esto puede ser el punto de inicio para la acción desde otra perspectiva?

Hay otra suerte de pauta que incluso en una nación ingobernable como la nuestra adquiere validez. El principio de incompetencia de Peter, que sugiere el límite al que llega alguien luego de un determinado ascenso profesional.

Tarde o temprano los márgenes son alcanzados y, salvo rediseño, reestructuración, desaprendizaje o alguna intervención divina, el devenir redunda en incapacidad. Eso también podría explicar lo que sucede con los Ratones Verdes balompédicos.

Aunque sería injusto señalar sólo a los de pantaloncillo corto. Detrás hay una horda de seres que, no obstante tener idea de otros negocios, no acaban por dar pie con bola (metáfora con justicia poética incluida). Esos que se siguen conformando con el mercado local y no permiten el crecimiento de un deportista globalmente rentable.

Que ofrecen un producto caro y de ínfima categoría a una afición conformista. Un grupete que se rasgaba las vestiduras luego del fiasco en el mundial de Catar, a través de los loros televisados, señalando culpables con el mismo dedo que debería dirigirse a ellos.


Google news logo
Síguenos en
Carlos Gutiérrez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.