Cuando somos niños, no existe mayor preocupación que disfrutar la vida y a veces, un balón de basquetbol y un aro, pueden lograrlo.
Esto lo supe cuando un día mi hija me pregunto por algún profesor que recordara con cariño y aunque hay muchos a quienes respeto y debo mucho, yo mismo me sorprendí cuando de inmediato mencioné el nombre de uno de mis maestros de preparatoria y que también, con el paso del tiempo, fuera Maestro de mis hijos, Salvador Franco Canales, el popular Chava.
Y no es que lo recuerde por su entrega en la clase o por trasladar su profesión de médico al aula, la verdad es que en mis tiempos me dio clase de sociología, como verán nada que ver.
Tampoco lo recuerdo por regañarnos como si fuéramos los más idiotas del mundo cuando realizábamos alguna actividad o por gritarnos de extremo a extremo de una cancha cuando perdíamos el balón en una jugada.
A Chava, lo recuerdo porqué sabía qué con sus regaños, su mal humor, su renegar por todo, hasta por lo que estaba bien, solo buscaba hacer que nosotros diéramos nuestro mejor esfuerzo cuando hacíamos algo.
Todos pensábamos que su pasión era el basquetbol, pero al platicarlo con un grupo de amigos en común, vemos que su pasión era ese amor incondicional que le tenía a realizar las cosas con entrega, a ponerle todo el coraje y la enjundia a cada actividad que el realizaba, siendo la de velar por sus alumnos, su actividad preferida. Podía regañarte y gritarte, donde fuera y como fuera, pero era Chava, y así era Chava.
El día de ayer, la cancha que lleva su nombre se cimbro llenándose de tristeza y nostalgia, pero también de orgullo y respeto, alumnos y exalumnos, maestros, amigos y familia, estuvieron presentes para decirle hasta pronto a Chava el entrenador, el amigo, el maestro.
Y decirle adiós, como es debido, con un balón de basquetbol rebotando sobre el cemento de la antigua cancha 1 del francés.
Su mejor legado, volver a la mente de un niño y disfrutar la vida, poniendo en ello el corazón y la pasión por hacer las cosas lo mejor posible.
Lo recuerdo simplemente, porque él nos exigía siempre ser mejores. Hasta pronto Chava, espero que desde la cancha en que te encuentres, veas que seguimos intentándolo. QEPD.
Indivisa Manent.