Política

La muerte, nuestra fiel compañera

  • La tercera de Isaac
  • La muerte, nuestra fiel compañera
  • Carlos Gerardo Landeros Araujo

Sin importar las diferencias que existen entre diversas culturas, regiones o países, en todo el mundo necesariamente se dedica un período de reflexión, búsqueda de sentido o trascendencia en torno a la muerte y que puede ser expresada de diversas formas. 

En nuestro país, este intervalo de tiempo o proceso reflexivo tiene su punto culminante el día dos de noviembre de cada año.

La festividad del día de muertos, es considerada por los mexicanos como una de las costumbres más profundas y dinámicas de nuestro país. 

En nuestro imaginario colectivo estas celebraciones anuales representan ese hermoso momento en el que los vivos nos reencontramos con nuestros antepasados y fortalecemos ese vínculo etéreo que nos une a lo largo de la posteridad. 

Esta fiesta originada en las culturas maya, nahua, zapoteca y mixteca es tan relevante, que no solo abarca el sentido ceremonial y festivo de estos pueblos, sino que constituye el núcleo central de su identidad, sentido comunitario y cosmovisión ante la vida.

La alegría por la visita de los seres queridos, el altar en su honor y el colorido característico de esta celebración, nos invita a desviar la preocupación que la muerte ocupa en nuestras vidas, invitándonos a abrazarla como un proceso natural de trascendencia y aceptarla como nuestro seguro y siguiente paso hacia el camino espiritual. 

Sin embargo, el tema de la muerte no es un tema que aceptemos con facilidad, evitamos pensar en ella lo más posible, queremos olvidarla y nos da pavor pensar que podemos encontrarla a la vuelta de la esquina. 

En la mayoría de los casos no somos conscientes de nuestra mortalidad, vamos por la vida tomando decisiones pensando que jamás la encontraremos. 

Es muy común, especialmente en la juventud, pensar que la muerte es algo que le sucede a otras personas, no a nosotros y actuamos con la premisa concebida de que por nuestra edad o nuestros actos la muerte no nos llegará. 

La realidad por el contrario es otra, la muerte está más presente que nunca, el problema es que no tenemos conciencia de ella y lo peor de todo es que lejos de abrumarnos, la muerte debería de ser la razón por la que nuestra vida tiene sentido. 

Está demostrado que las personas desahuciadas experimentan mejores y más sensaciones de bienestar, libertad y plenitud al tomar consciencia permanente del tiempo que les queda de vida.

En este dos de noviembre celebremos a nuestros seres queridos que han partido y celebremos su transición. 

No es tema fácil de asimilar y mucho menos de aceptar, pero en la medida que tengamos la capacidad de comprender y recordar que nuestro tiempo es finito y que cada día que pasa es una oportunidad más de disfrutar de esta montaña rusa llamada vida, estaremos más cerca de gozar nuestra existencia a plenitud y de aceptar a la muerte como nuestra compañera de vida y nuestra guía en ese camino hacia la eternidad.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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