Se ha terminado ya el primer año de esta llamada cuarta transformación, el Presidente de México, en su mensaje a la nación ha desglosado 89 compromisos cumplidos de los 100 proyectados para este período.
Este mensaje se da a la par de una serie de marchas a favor y en contra del accionar de su gobierno.
Hace un año, AMLO se presentaba como uno de los mandatarios más fuertes que ha tenido la historia reciente.
No solo el fervor del pueblo le daba ese poder, las cámaras de diputados y senadores prácticamente están dominadas por el grupo político que AMLO preside.
Esto nos lleva a tener una figura presidencial fortalecida en todos los sentidos y en la que prácticamente todas las decisiones tomadas por el ejecutivo, su éxito o fracaso, son responsabilidad presidencial.
Bajo este ambiente, durante el 2019, el Presidente sigue con una muy alta aprobación, aunque también hay que decirlo, en la mayoría de las encuestas presenta una pérdida de 20 puntos.
Su política económica es aún incierta, si hacemos a un lado nuestro crecimiento cero, aún no sabemos qué rumbo tiene el país en este rubro.
El presidente no cesa de descalificar cualquier comentario o movimiento que vaya en su contra.
Hace un llamado a los escépticos a que revisen las redes sociales, para que vean lo contento que esta el pueblo mexicano y tacha a todo aquel que lo cuestione, de conservador disfrazado de ciudadano.
López Obrador, entiende muy bien que sus charlas jocosas y descalificaciones lo empoderan ante un sector de la población.
Pero no debe descuidar su verdadera ocupación, llevar a buen puerto el país. Son los indicadores económicos y sociales lo que describe el rumbo de un país, no los “me gusta” de su Facebook y YouTube.
En un año de enormes controversias, vemos a un país dividido.
Cada vez se polariza más el sentir hacia el gobierno, aunque a este último le importa un comino la crítica opositora y sigue adelante con reformas, algunas con bien intencionadas como el combate a la corrupción y otras francamente demagógicas.
Ante esta división de opiniones, cabría preguntarse, ¿a quién creerle?, ¿qué tan bien va nuestro país? Y la respuesta la tiene usted.
De entre todos los compromisos cumplidos y no cumplidos, el objetivo de cualquier gobierno es mejorar la calidad de vida de su gente y esa mejora empieza en lo económico y en un ambiente de seguridad.
Con un crecimiento económico nulo y cerrando el año más violento en la historia del país, objetivamente, ¿cómo cree usted que vamos?