Según los estudios del neurocientífico francés Michel Desmurget, estamos en un momento de la historia, donde por primera vez en todos los años del desarrollo de nuestra civilización los hijos tendrán un menor coeficiente intelectual que sus padres.
La humanidad ha venido desarrollando su intelecto a la par del avance generacional, a esto se le conoce como el Efecto Flynn.
Los descubrimientos, la experiencia y sobre todo la curiosidad han logrado que el hombre pueda trascender a lo largo de los años, incrementando su capacidad intelectual y transmitiéndola a lo largo de su existencia.
Pero en los albores del siglo 21 algo pasó, la aparición de los dispositivos digitales y su proliferación entre las masas provocó que cada vez el acceso a los mismos y sus aplicaciones se de en edades más tempranas.
Existen algunos estudios que indican que el excesivo tiempo de exposición frente a estos dispositivos ocasiona una disminución en las actividades cognitivas, ya no solo estamos frente a la llamada “caja idiota”, como se le conoció en algún momento a la televisión, sino que ahora nuestros infantes son acompañados a donde sea por algún dispositivo que distrae su atención en todo momento.
Según estudios históricos, cada generación mejora su coeficiente intelectual en aproximadamente 3 puntos, cosa que no ocurrió en los estudios de la última década.
Mucho hemos dicho que los niños de ahora tienen una facilidad innata para el manejo de los dispositivos digitales, más no quiere decir que esto los vuelva más inteligentes.
Y es que la verdad no es simplemente el dispositivo, sino el contenido.
En esta era, la masificación de los gustos ha dado pie a fenómenos de popularidad que mucho influyen en el desarrollo de nuestros menores y que en ocasiones no representan ningún valor agregado.
La proliferación de youtubers, influencers, tiktokers, blogueros, streammers, obedece a la posibilidad y la universalidad que el internet otorga, donde se permite que cualquier contenido, por muy chafa que este sea, pueda tener y encontrar adeptos en alguna parte del mundo y de esta forma popularizarse, viralizarse y distribuirse para su consumo en prácticamente todo el orbe.
Internet ha cambiado la forma en que vivimos y a pesar de todas sus ventajas, lamentablemente las diferentes plataformas que van surgiendo y poniéndose de moda entre los niños y adolescentes en muchas ocasiones son utilizadas únicamente como espacios de diversión, dejando de lado la generación de contenido valioso, por lo que el consumo de medios de cada uno de nuestros hijos tiende a ser un contenido vano y sin aporte, repercutiendo directamente en su desarrollo intelectual y emocional.
La situación es difícil, frenar el avance tecnológico es imposible, pero algo tenemos que hacer, sería un error y un horror para la humanidad continuar por este camino.