En la actualidad, la digitalización se está convirtiendo en una actividad que permea en prácticamente todos los ámbitos de nuestra sociedad.
Una de las tendencias que más ha crecido e impactado en el mundo es sin duda el desarrollo de la inteligencia artificial.
La demanda empresarial por servicios cada vez más inteligentes, pero a la vez más humanos, nos indica que representa una de las estrategias primordiales de organizaciones, principalmente en sectores como la salud, la banca, la educación, las telecomunicaciones y el marketing.
Estas aplicaciones han propiciado el surgimiento de herramientas inteligentes que poco a poco se estarán introduciendo en los diferentes servicios de la industria y proporcionarán a los usuarios una experiencia “real” de interacción con un ser humano.
Un claro ejemplo de lo anterior es la inteligencia denominada ChatGPT, la cual ha comenzado a emocionar, a la vez que aterrar a más de uno, por la precisión y naturalidad de sus respuestas prácticamente sobre cualquier tema y elaborando narrativas de forma coherente, educada y con criterio.
Realmente es una maravilla que sorprende por su naturalidad y conocimiento.
Este tipo de tecnologías de Inteligencia Artificial Generativa apuntan a seguir desarrollándose hasta llegar a lo que se conoce como el lenguaje natural, siendo esta la última frontera de lenguaje entre humano y máquina.
Claro que esto no entusiasma a todos, existe una fuerte corriente que considera falta de ética el uso de estas herramientas para el desarrollo de trabajos o incluso considera que es atemorizante que una máquina comience a desarrollar un comportamiento y lenguaje casi humano.
Para poner un ejemplo del poderío de ChatGPT podemos decir que la aplicación aprobó por unanimidad el examen de abogacía en Estados Unidos, así como también, diversos exámenes de prestigiosas escuelas de negocios en el mismo país. Esto no hace más que suponer a los entusiastas, que nos encontramos en el umbral de una puerta hacia la automatización total y el incremento de eficiencia en los servicios.
Por otro lado, a los fatalistas, les hace pensar que estamos al borde del precipicio en el cual muchos trabajos serán ya reemplazados por estas inteligencias y que además podríamos estar en el límite futurista de que alguna máquina tome conciencia de si misma y decida conquistar el mundo.
Demasiadas películas lo sé, pero así están las apuestas por el surgimiento de estas tendencias.
Lo que es innegable es que estamos empezando una nueva era, una era en la que se redefinirá la forma en la que interactuamos y que seguramente tendrá un impacto fuerte en nuestra vida.
No podemos aún celebrar y pensar que la interacción humano-robot esta a la vuelta de la esquina, pero tampoco podemos interponernos al desarrollo pensando que tal vez algún día mi cafetera inteligente quiera matarme, lo que sí es cierto es que debemos prepararnos para el cambio de paradigma y adecuarnos al momento para que estas tendencias no nos quiten el sueño, ni el trabajo.