De acuerdo a los datos recientemente publicados por el INEGI, a prácticamente un año de que iniciara sus funciones este nuevo gobierno, la economía de nuestro país se encuentra en recesión técnica desde el primer semestre de 2019.
Según lo indica la publicación, nuestro PIB ha registrado descensos trimestre, tras trimestre hasta que nos estancamos en 0.0%.
Estas cifras nos dejan lejos, pero muy lejos de aquel incremento prometido del 4% anual.
Y esta cifra, también le podemos añadir, la más reciente apreciación de la OCDE que al principio escandalizó con un 0.2% de crecimiento, pero que a cómo vamos, ya hasta esa cifra nos resulta esperanzadora.
Estos son los números que importan, los que valen y los que reflejan la real situación de crisis que vive la economía mexicana.
Los “otros datos”, los que nuestro Presidente saca cada vez que se le cuestiona información incomoda, solo sirven para seguir manteniendo su grupo de porristas, que por cierto hay que decirlo, a pesar de la enorme popularidad con la que aun continua, si ha visto lastimadas sus preferencias en las más recientes encuestas de aceptación.
Bueno y entonces que nos espera, según los que saben pues no se augura nada bueno.
Mire usted, en materia de economía, la confianza para la inversión en México está por los suelos, no generamos las condiciones de certeza para que alguien arriesgue su dinero en un país, donde el día que se le ocurra, un mandatario cancela obras por capricho.
A eso súmele el desbordamiento de violencia, los constantes desatinos de nuestras cámaras, al cerrar programas de apoyo económico y salud y el retroceso educativo al ceder a las presiones de un grupo nacional para acomodar una ley a su manera, pues como que no suena muy atractivo.
Muchos analistas atribuyen a las malas decisiones gubernamentales como la cancelación de inversión pública y la inexistente política energética, como grandes factores de esta desaceleración.
Nos urge encontrar una fórmula para detonar el crecimiento, necesitamos exigir políticas que ayuden a reducir esos niveles de desigualdad en lugar de incrementarlos y que esta 4T nos conduzca en el rumbo correcto, porque al menos en economía, tocamos fondo y conseguimos una pala para seguir escarbando.