En democracia, el reconocimiento del otro, la otra, es el principio de cualquier entendimiento. Reconocer que hay alguien enfrente, distinto a mí. Si no reconocemos al otro, no esperemos ser reconocidos. En principio vamos a las urnas a votar por una visión de país que a nosotros nos convence, nos convence porque creemos que es lo mejor para el otro o al menos para una mayoría.
Savater afirma que es idiota quien cree que puede vivir sin otros. Le pide a Amador, su hijo, en *Ética para Amador*, que no sea un idiota, le suplica que no caiga en ideas individualistas. Monedero en *Curso Urgente de Política para Gente Decente*, afirma que “lo más decente de la vida es con otros”, eso es la vida política, la vida democrática, vivir con otros.
Para vivir en comunidad se debe partir de una idea básica: imaginar un futuro común, usted que lee esto y yo, no nos conocemos, o quizá sí, pero no nos frecuentamos tanto y no le conozco sus motivaciones o las cosas cotidianas que le hacen feliz, pero usted y yo compartimos algo fundamental: el futuro; mañana es mañana para todos y todas. Si no cuidamos el hoy, desde cuidar a nuestros hijos nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros árboles, nuestras calles hasta nuestras instituciones y la misma democracia, no habrá futuro ni para mí ni para usted.
Pero vivir con otros e imaginar ese futuro común requiere esfuerzos ordinarios y algunos extraordinarios. De manera ordinaria, renunciar a la crítica y practicar la empatía; ¿cuál es el problema que vive hoy el otro?, ¿le podré ayudar en algo? O de manera extraordinaria sentir el dolor de los otros y las otras, que nos duela lo que le duele a los demás. Lo de Teuchitlán debe ser un cambio de paradigma en el reconocimiento del otro, vernos al espejo y preguntarnos si nos duele lo que nos pasa en comunidad o no me duele porque no me pasa a mí.
Una ruta de esperanza es lo que sucede en Argentina con las movilizaciones en contra de las afectaciones a los jubilados, en un país donde el futbol es símbolo, marcharon las hinchadas de Boca y River (archirrivales en la cancha) juntos, porque son conscientes de un futuro común, porque les duele lo que les pasa a sus madres y a sus abuelas, y cuando le preguntaron a alguno por qué se manifestaba, respondió: “porque tenemos sangre”. Todos, todas, el otro y la otra tenemos sangre y por un futuro común, debe correr en el sentido de la empatía.