En 2012 podemos afirmar categóricamente que las grandes televisoras favorecieron el triunfo del Enrique Peña Nieto. Su poder era descomunal porque dos de cada tres mexicanos se informaba en los medios electrónicos tradicionales. Hoy hay verdaderos cambios y un notable decaimiento de los medios tradicionales que incluyen la prensa.
En contraparte, se registra un notable crecimiento de internet y redes sociales no solo en volumen sino que los debates políticos de los ciudadanos pasaron por medios alternativos. Significa que la elección 2018 se vivió en un escenario mediático diferente, es decir: fragmentado, plural y, como nunca antes, crítico del régimen, lo que limitó la influencia del periodismo más oficialista.
Por ejemplo, Facebook reportó más de 1 300 millones de interacciones, que involucraron a 64 millones de cuentas. La mitad de estas interacciones se dieron en personas entre 18 y 34 años. En las redes, se puede inferir que ahí se da la conversación y el debate político apasionado, sin embargo, son frecuentemente contaminadas por campañas pagadas y desinformación.
La empresa española Alto Analytics, especializada en el análisis de redes sociales realizó un estudio que revisó 15 282 538 comentarios de 1 120 558 autores de varias plataformas, como Twitter, Facebook, periódicos, blogs, foros y otras comunidades digitales, desde donde se distribuyeron 1 185 000 fotos, videos, memes y notas. La magnitud tiende a crecer.
Sin embargo, no puede festejarse acríticamente la fuerza de internet, porque si bien ahí se publicaron parte importante de las principales investigaciones, también es cierto que es terreno fértil para las noticias falsas y campañas sucias. Junto con 90 medios nace “Verificado” que investigó las Fake News. Averiguó la veracidad o tergiversación de las noticias que circulaban no solo en internet.
Las falsas noticias envilecieron la atmósfera política tanto en las elecciones de EUA como en México pero parecieron no afectar la intención del voto hacia AMLO, blanco preferido de las campañas sucias. La debilidad de los medios tradicionales puede comprobarse a pesar los cuantiosos recursos que desplegó presidencia 50 mil millones para publicidad oficial y la imagen del presidente Peña, no tuvieron efecto frente a la avalancha crítica en las redes.
Su punto más bajo de aceptación fue en febrero de 2017 con el 17% de aceptación. Los datos aquí reunidos provienen del interesante ensayo de Daniel Moreno: “¿Puede la televisión imponer a un presidente?” quien encabezó la mencionada organización Vericado y forma parte de un libro que he coordinado y que aparecerá próximamente, titulado: “AMLO y la Tierra Prometida, análisis del proceso electoral 2018 y lo que viene”, Grijalbo.