De un momento al otro de la mañana el reloj hace su tradicional trabajo al resonar entre las paredes de la habitación, esperando despertar al que a su paso sonoro se atraviese; el individuo en cuestión, al que llamaremos “x”, se levanta dispuesto a tomar un baño, alistar sus pertenencias y salir al trabajo o escuela, en ocasiones, ante las prisas o el descuido, puede volver por algún objeto como las llaves, el lunch, etcétera. Las horas van pasando, llegan las ocho, nueve, diez… y, en ocasiones, la carga de trabajo no le permite pensar en los faltantes, algo que parece sin importancia, algo llamado desayuno.
Para los especialistas el desayuno es fundamental ya que aporta los nutrimentos necesarios para empezar el día, es la primera carga de alimento que recibe el sistema digestivo y, por lo tanto, debe ser de buena calidad para no dañarlo, evitando así enfermedades como gastritis o problemas intestinales. El consumo de carne, cereal, lácteos, infusiones y pan es, al parecer, la mejor dieta como primera ingesta, continuando con un almuerzo al medio día, que puede ser más cargado o sustancioso, considerando huevo, o algún guisado ligero (pollo, verduras, etcétera), aunque otros autores recomiendan un intermedio entre la primera comida y el almuerzo, llamada colación, que consta de fruta con yogurt o semillas.
Para el organismo el desayuno no es solo fuente de energía, ya que, según diversos estudios, mencionan que el no desayunar altera nuestro estado de ánimo y rendimiento, provocando mal humor, estrés, falta de concentración, cansancio, entre otras alteraciones. Todo esto ocasionado por la falta de glucosa en la sangre, la cual debería provenir de la primera ingesta. En específico, un estudio realizado en la Universidad de Tasmania,y encabezada por la doctora Kiley J. Smith, descubrió que las personas que dijeron no desayunar durante su niñez y la edad adulta tenían más posibilidad de padecer enfermedades cardiacas, esto en comparación con las que realizaban dicha actividad en ambas edades. En investigaciones anteriores se había asociado el factor de no alimentarse a primera hora con trastornos de alimentación, sedentarismo, sobrepeso y colesterol alto.
Regresando a “x”, es una persona común, tiene un trabajo, toma clases, hace las compras y en ocasiones, si el tiempo se lo permite, prepara la comida; en fines de semana sale a comer y de paso se toma una cerveza, va al cine, hace las compras, en ocasiones ve televisión y lee las noticias. “X” eres tú, soy yo, es la vecina y el voceador, somos todos, porque en ocasiones el tiempo no nos apremia atendernos debidamente y las prisas nos obligan a olvidar desde las llaves pasando por elementos más importantes, como alimentarnos.