A pesar de ser generalizada, la violencia contra las mujeres y niñas se puede evitar y debe prevenirse. Avanzar hacia una recuperación sostenible e incluyente ante el impacto y consecuencias de la crisis sanitaria de COVID-19, requiere que las mujeres y niñas estén en el centro de todas las medidas que se emprendan para que sus necesidades sean tomadas en cuenta, al frente de todos los esfuerzos para garantizar que sus voces y experiencias lideren la recuperación y que eliminemos YA cualquier forma de violencia en su contra.
La pandemia por COVID-19 ha impactado enormemente en la vida de las mujeres y las niñas. Datos del informe recién lanzado por ONU Mujeres con información recabada en 13 países [1], así lo demuestran: desde que inició la pandemia, el 45% de las mujeres han experimentado alguna forma de violencia; cuatro de cada 10 se sienten más inseguras en el espacio público, y una de cada cuatro señalan que los conflictos al interior del hogar se han vuelto más frecuentes, mientras que 1 de cada 2 mujeres informó que ella o una mujer que conoce habían experimentado alguna forma de violencia desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Las mujeres que denunciaron estos datos tenían 1,3 veces más probabilidades de presentar un aumento del estrés mental y emocional que las mujeres que no lo hicieron.
En días pasados Sima Bahus, secretaria general Adjunta de las Naciones Unidas y directora ejecutiva de ONU Mujeres, señaló que "la violencia contra las mujeres es una crisis global… pero hay esperanza”. En los últimos años se han tenido grandes logros para prevenir y reducir la violencia contra las mujeres y las niñas, sobre todo en el ámbito de la igualdad formal o normativa. El desafío ahora es profundizar los esfuerzos y transformarlos en igualdad real o sustantiva. Terminar con la violencia implica creer en las víctimas y a las sobrevivientes; adoptar soluciones integrales que atiendan las causas estructurales de la desigualdad de género; transformar las normas sociales dañinas que perpetúan la violencia, y empoderar a las mujeres y a las niñas, sin dejar a nadie atrás.
El naranja de la campaña ÚNETE simboliza un futuro más brillante, libre de violencia, por eso tenemos que abrir la conversación sobre lo que se puede hacer y lo que ya se está haciendo. Desde ONU Mujeres resaltamos la importancia de contar con leyes integrales políticas para la prevención, servicios especializados apropiados para la atención y eliminación de la violencia contra las mujeres. De igual forma, reconocemos que los países que han avanzado en los derechos de las mujeres lo han hecho también gracias al acompañamiento de las organizaciones civiles y de personas especializadas.
En el caso de México, se ha buscado dar respuesta a las recomendaciones internacionales en materia de derechos de las mujeres, incluyendo el derecho a una vida libre de violencia. El país cuenta con sólido marco normativo (Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y sus respectivas leyes estatales); así como con un Programa Integral para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. Destacan avances normativos como la reforma de paridad en todo en los tres poderes del Estado, organismos autónomos, pueblos y comunidades indígenas; la tipificación de la violencia política contra las mujeres en razón de género; la prohibición del matrimonio infantil en todos los estados de la República; la aprobación y ratificación del convenio 189 de la OIT; la ley Olimpia contra la violencia digital por la cual se aprobaron sanciones penales por difundir imágenes de contenido íntimo y sexual sin el consentimiento de la persona implicada; y las relativas al Sistema Nacional de Cuidados que están pendientes de discusión en el Senado, entre otras. Y destacan también nivel de política pública, el PROIGUALDAD, que incluye en sus objetivos la eliminación de las violencias contra mujeres y niñas; las mesas técnicas de coordinación interinstitucional para el Acceso a las Justicia de mujeres y niñas; el fortalecimiento de los Centros de Justicia para las Mujeres con recursos, capacitación y el Modelo para atender NNA en los CJM; entre otros.
Pero las víctimas y sobrevivientes nos recuerdan que aún quedan importantes retos pendientes, como: eliminar todas las disposiciones discriminatorias de los marcos normativos; adoptar medidas urgentes para prevenir muertes violentas y desapariciones de mujeres, incluyendo por medio de mecanismos de alertas tempranas; investigar, enjuiciar y sancionar a los perpetradores y agentes estatales involucrados; garantizar las capacidades las institucionales para hacer frente a la violencia de género, la lucha contra la impunidad y el acceso a la justicia; fortalecer y homologar las metodologías para la recolección de datos, así como para el análisis de información y de mecanismos de reporte, monitoreo y evaluación, particularmente del mecanismo de Alerta de Violencia de Género; y la necesidad de un enfoque de interseccionalidad para no dejar a nadie atrás.
La erradicación de violencia contra las mujeres y las niñas requiere de esfuerzos continuos, sostenidos, tanto inmediatos como a medio y largo plazo. La eliminación de la violencia contra mujeres y niñas es impostergable. No podremos recuperarnos ni reconstruir mejor si más de la mitad del planeta sigue sufriendo las devastadoras consecuencias de la otra pandemia, la de la violencia. Se necesita de los gobiernos, las instituciones públicas y privadas, la sociedad civil, políticas adecuadas, recursos y voluntad para sumar esfuerzos e implementar acciones encaminadas a transformar las causas estructurales de la violencia contra las mujeres, que no es otra que la discriminación que perpetúa la desigualdad de género.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el lema de la campaña ÚNETE es Pinta el mundo de naranja: ¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA! Pintemos el mundo de naranja para que todas las niñas, jóvenes y mujeres de México y de nuestro mundo vivan sin miedo, seguras y plenas.
Belén Sanz Luque*
*Representante de ONU Mujeres en México
[1] Los países son: Albania, Bangladesh, Camerún, Colombia, Côte d’Ivoire, Jordania, Kenya, Kirguistán, Marruecos, Nigeria, Paraguay, Tailandia, Ucrania. Consultado en: Comunicado de prensa: Nuevos datos de ONU Mujeres confirman que la violencia contra las mujeres ha empeorado debido a la pandemia de COVID-19: https://www.unwomen.org/es/noticias/comunicado-de-prensa/2021/11/comunicado-de-prensa-nuevos-datos-de-onu-mujeres-confirman-que-la-violencia-contra-las-mujeres-ha-empeorado-debido-a-la-pandemia-de-covid-19