Desde la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, la relación comercial bilateral se ha vuelto un verdadero dolor de cabeza. Por muchas circunstancias, pero especialmente por los pasos que se están tomando respecto a las nuevas reglas para el Tratado de Libre Comercio, en donde Trump está poniendo sus condiciones y sus estrategias comerciales, supuestamente para “beneficio de Estados Unidos”.
Lo cierto es que la tensión comercial volvió a marcar la relación entre Estados Unidos y México esta semana, pero también con prácticamente todo el mundo.
El secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, anunció que Estados Unidos impondrá aranceles de 25% y 10% a importaciones de acero y aluminio, respectivamente, provenientes de Canadá, México y la Unión Europea.
Con esta medida se eleva, una vez más, la preocupación sobre una guerra comercial, en donde muchos expertos opinan que, con estas medidas, el país más perjudicado es, precisamente, Estados Unidos.
Por su parte, México ya respondió y ha enfocado sus baterías en imponer medidas similares a productos estadounidenses.
La Secretaría de Economía detalló que entre los productos que tendrán nuevos aranceles están «aceros planos (lamina caliente y fría, incluidos recubiertos y tubos diversos), lámparas, piernas y paletas de puerco, embutidos y preparaciones alimenticias, manzanas, uvas, arándanos, diversos quesos, entre otros, hasta por un monto equiparable al nivel de la afectación». Así es que si usted requiere de alguno de estos productos, provenientes de Estados Unidos, recuerde que subirán de precio, porque ahora tendrán un nuevo impuesto compensatorio.
Esta medida de tasar nuevos impuestos a las importaciones estará vigente hasta que Estados Unidos elimine los aranceles que, arbitrariamente, anunció contra nuestro país. Es decir que esto va para largo. Porque no será una medida de tan sólo unos días, esta medida puede tardar mucho tiempo en que se revierta, si es que en verdad a los Estados Unidos no le funciona.
Ante nuestro bipolar vecino del Norte, no queda de otra más que reactivar la producción, el consumo interno y buscar nuevos mercados.