“Acomódate en la silla, con la espalda erguida y larga. Deja que las manos caigan de manera cómoda y sin esfuerzo; cuando estés listo, cierra los ojos, siente cómo tu cuerpo se relaja…”, dice una voz femenina en tono agradable, terapéutico; el sonido de un riachuelo en el fondo. Es una aplicación en el teléfono.
Pese a no ser un término reciente, el concepto de salud mental ha tomado auge en la sociedad actual, presa de sus libertades.
La tecnología, satanizada a momentos por los efectos de estrés y ansiedad que produce en los usuarios, busca convertirse, también, en un oasis en el desierto, con aplicaciones que acompañan la búsqueda de la salud física y mental, por medio de la medición y seguimiento (trackeo) del comportamiento.
En un estudio realizado en la facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, se estima que existen cerca de 10 mil aplicaciones relacionadas con la salud mental, las cuales en términos generales han contribuido a mejoras clínicas significativas.
Como en todos los casos, el manejo de los datos personales y la privacidad es uno de los puntos ciegos, ya que existe poca claridad del destino que tendrán y en la mayoría de los casos, los usuarios no reparan en los detalles, por el deseo de contar con el recurso de apoyo o, quizá, porque se considera el menor de los pagos por el beneficio que reciben.
Por medio de meditación guiada, pensamiento positivo y otras estrategias de gamificación, las apps de salud mental buscan establecer una disciplina en la “dieta” de los pacientes, combatiendo la negatividad, la ansiedad y el estrés por medio de contenidos de gratitud, optimismo, felicidad y empatía.
Una de las más reconocidas -recomendada por el titular del podcast especializado en la temática de salud mental “Umano”, Gabriel Borja- esCalm, la cual asegura que quienes la usaron experimentaron una reducción del 24 por ciento de los síntomas de ansiedad.
Desde que uno abre esta se encuentra en medio de una ambientación con sonido de flujo de agua; es posible realizar cursos con terapeuta virtual y meditación guiada para la autoestima, control de estrés y gratitud. Tiene un registro diario de ánimo y un “respirador” que guía a los usuarios en sesiones de relajación.
Otra app, mexicana por cierto, es Yana (siglas de “you are not alone”) la cual por medio de un chatbot mantiene pláticas placenteras que, con lenguaje amigable y positivo, busca influir en el estado de ánimo de las personas.
Happify, a diferencia de las dos anteriores, cuenta con juegos o dinámicas que invitan a los usuarios a seleccionar conceptos positivos entre negativos o tomar acciones como enviar una postal de agradecimiento a una persona cercana.
Como ya se ha dicho esta interfaces, deben ser vistas como recursos de apoyo, nunca como la solución a los problemas, para tener una guía específica a las necesidades, es necesario recurrir a un especialista de la salud.
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