México reconoció a Julian Assange como huésped distinguido y “símbolo de la verdad y de la libertad de expresión" y lo elogió como ejemplo de lo que es un “perseguido político”. Ahora el Ejercito mexicano ha sido víctima de un ciberataque realizado por el grupo “Guacamaya”. Esta infiltración representa el hackeo de seguridad nacional más dañino en la historia de nuestro país. Los documentos extraídos ponen de relieve que la seguridad nacional de nuestra nación está en pañales y expone la fragilidad de la seguridad nacional de México.
El problema de México no es que no nos enteremos de lo mal que están las cosas, sino que nos enteramos a destiempo, informalmente, fuera de las instituciones. Las revelaciones y escándalos no se traducen en justicia, aprendizajes y cambio. Se exhibe todo para que todo siga igual. Esta amarga experiencia nos deja cuatro lecciones que no debemos de olvidar.
En cuestiones de ciberseguridad, México está por debajo de países como Kenya, Sri Lanka, Brasil, Panamá, Chile o Nigeria. De acuerdo con el National Cibersecurity Index 2022, el índice de seguridad cibernética de México es de 37.66 puntos sobre 100, lo que ubicó al país en la posición 84 de 160 a nivel mundial.
El tema lleva al controvertido asunto de si los reportes médicos del presidente deben ser del dominio público. La respuesta rápida es que los ciudadanos tienen derecho a conocer la situación de salud de su presidente. Pero el tema es más complejo que esa simple exigencia. Por un lado, es claro que la información médica sobre su salud (física y mental) se convierte en un tema de seguridad nacional, ya que una enfermedad seria podría afectar su capacidad y juicio para gobernar.
Delitos cibernéticos. Los cibercriminales secuestran datos a través de un cifrado de archivos que se libera pagando un rescate, se ha convertido en uno de los ataques cibernéticos que más afecta a los mexicanos. A partir del 2021, este tipo de ataque creció 600% en México.
Expertos en ciberseguridad aseguran que, lejos de que vayan a desaparecer estos ciberataques, están en aumento y tanto las dependencias gubernamentales como las empresas privadas en México tienen que protegerse. De este fenómeno se desprende una extorsión para que puedan monetizar más estos grupos clandestinos. Parte del problema recae en la mal llamada “pobreza franciscana” que ha impuesto el gobierno federal y ésta ha afectado a áreas tan importantes como tecnología y desarrollo, infraestructura y educación.
Por otro lado, tampoco hay un recurso destinado específicamente a atender las necesidades de ciberseguridad. Esto resulta especialmente alarmante considerando que las inversiones en ciberseguridad tienen que ser frecuentes, se tienen que estar renovando constantemente. Ahora estaremos atentos cuando saquen los costos reales del AIFA, refinería Dos Bocas y Tren Maya que se reservó como "seguridad nacional", y datos delicados en el tema del narcotráfico e información confidencial del ejército. Los dejaron totalmente desnudos y debemos de estar atentos para ver cómo se usaron nuestros impuestos.
No olvidemos lo que decía el premiado y reconocido, Julian Assange: Toda institución reposa sobre una montaña de secretos. Esto que estamos atestiguando popularmente se llama karma.
Arturo Argente Villarreal
Tec de Monterrey, Campus Toluca