Lo sucedido en la Casa Blanca el pasado viernes 28 de febrero no tiene precedente. Jamás se había visto, en vivo, un pleito navajero entre dos presidentes como el que presenciamos entre Donald Trump y Volodímir Zelenski, de Ucrania. La sorprendente imagen de ambos mandatarios intercambiando acusaciones, con el vicepresidente J.D. Vance como partícipe adicional del desencuentro, recorrió el mundo en cuestión de minutos, generando reacciones de todo tipo en redes sociales y medios de comunicación.
Como ya es común en nuestros días, inmediatamente después del lío las redes sociales explotaron en opiniones, casi todas envueltas en la gruesa capa de desinformación, ignorancia y superficialidad emocional que caracteriza a estos medios digitales. Con ello se generó una narrativa simplista en la que Zelenski aparece como la víctima de un par de matones imperialistas, abusivos y sin escrúpulos.
El problema desafortunado es que prácticamente todo el mundo se dedicó a opinar después de ver dos minutos de una conferencia de prensa que en realidad duró casi cincuenta. Y es cierto que, si uno se limita a ver ese corto segmento del evento, queda un amargo sabor de boca ante lo que parece una emboscada ruin de Trump y Vance.
La realidad, sin embargo, es otra. Si se ve la conferencia de prensa completa, la situación adquiere matices distintos. En la versión larga es Zelenski quien empieza a romper las reglas. El hombre supuestamente iba a firmar un acuerdo que ya se había negociado, bajo claros términos que él y su delegación habían aceptado. En la versión completa del video, Trump de hecho inicia celebrando la presencia de Zelenski y la continuidad de la colaboración entre Estados Unidos y Ucrania. En pocos minutos, un nervioso Zelenski, que claramente no estaba cómodo con lo que iba a firmar, empieza a exigir concesiones adicionales no establecidas en el documento, y procede después a atacar la postura de Estados Unidos frente a Rusia. Es entonces que inicia la versión corta del vídeo cuando, desconcertados, Trump y Vance se percatan de que Zelenski está buscando ganar concesiones adicionales en público y, por lo tanto, reaccionan de manera agresiva.
Al final, si se analiza la totalidad la conferencia, quien realmente muestra una postura traicionera es Zelenski; algo que no se puede hacer ante dos fieras de la negociación como Trump y Vance. Zelenski negoció mal, se preparó mal, comunicó mal, reaccionó mal y hasta se vistió mal para algo tan relevante como lo que quería conseguir. Y pagó las consecuencias. Hoy ha cedido y quiere renegociar. Me temo que lo logrará, pero bajo condiciones aún más desventajosas de las que, de por sí, ya había aceptado. Y hasta aquí el análisis geopolítico internacional de tu Sala de Consejo semanal.
