En un hecho con pocos precedentes, el Departamento de Estado de los Estados Unidos anunció oficialmente que habría revocado la visa de trabajo y de turismo a todos los integrantes del grupo de música regional norteña “Los Alegres del Barranco”. Ello, por proyectar imágenes de Nemesio "El Mencho" Oseguera, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), durante dos conciertos recientes. Esto fue considerado por las autoridades estadounidenses como promoción en favor de una banda terrorista y criminal.
Este tipo de medidas, si bien son poco comunes, no son del todo inéditas. Recuerdo al menos un par de casos donde sucedió esto en el pasado. Por ejemplo, en 2017 se revocaron las visas del grupo chileno “Trementina”, una decisión que se tomó más por violar las condiciones de trabajo de la visa que tenían, que por algún motivo grave. Otro caso, ese sí similar al de los “Alegres”, fue la revocación de las visas de varios artistas del género dancehall jamaicano en 2010, por difundir letras que incitaban al odio y al racismo.
Lo que resulta especialmente relevante en este nuevo episodio es el precedente que sienta. Lo sucedido a los “Alegres” manda una señal fuerte para quienes, hasta hoy, no habían medido las consecuencias de que las bandas del crimen organizado en México hayan sido declaradas como grupos terroristas. A partir de ello, estar ligado, así sea de manera indirecta y general a cualquiera de estos grupos delincuenciales, representa una muy grave situación a los ojos del gobierno estadounidense.
El impacto de esta decisión probablemente no se limite al grupo musical. Por ejemplo, es muy probable que la revocación de las visas de los integrantes del alegre conjunto pronto alcance también a sus familiares. Acto seguido, serán investigados y probablemente existan también represalias en contra las personas que trabajan con ellos, así sea de utileros, y en contra de empresarios del medio artístico que los contraten en el futuro, no sólo en los Estados Unidos, sino también en México.
Un tratamiento similarmente feroz aplicará de ahora en adelante en contra de cualquier persona u organización que se identifique como cercana a cualquier grupo delincuencial de los que fueron declarados como terroristas. Por lo tanto, se volverá fundamental revisar los antecedentes de todo individuo, operación o negocio con quien uno se relacione, so riesgo de acabar como “Los Alegres del Barranco”. Y a pesar de que estos músicos salieron desafiantes a reírse de la medida consular que se les impuso, lo cierto es que no han medido que ahora realmente sí están en el barranco. Con todas las consecuencias personales y comerciales que se les vienen, sospecho que pronto dejarán de ser y estar tan alegres. Y hasta aquí la advertencia con triste fondo musical de tu Sala de Consejo semanal.