La pandemia generada por el virus SARS-COV2 ha puesto a prueba los sistemas de salud y educativos de todos los países. Con respecto de los segundos, los gobiernos de los países miembros de la OCDE decidieron cerrar las escuelas y continuar con las clases a distancia. Dada la emergencia, esto se realizó sin planes claramente estructurados, por lo que los docentes y padres de familia debieron adquirir o aprender a utilizar la tecnología necesaria y modificar sus estrategias didácticas con el propósito de que las clases fueran efectivas. En el tiempo que se ha implementado la escuela a distancia, no se han aplicado mecanismos de seguimiento para identificar el grado de aprendizaje de las niñas y niños, los cuales permitan diseñar esquemas para su posible nivelación, en su caso.
Condiciones precarias a distancia
A más de un año de iniciada la pandemia, investigadores, académicos, autoridades, docentes, padres de familia y alumnos reconocen que es necesario regresar a las clases presenciales para asegurar el adecuado aprendizaje y el desarrollo personal y social de los educandos. Para hacerlo de manera organizada y evitar improvisaciones se deben diseñar, diversas estrategias educativas, siendo la más importante la aplicación de evaluaciones diagnósticas mediante las cuales se detecten los niveles de aprendizaje de las distintas materias y que, a su vez, permitan generar estrategias de nivelación como escuelas de verano, conformación de materiales educativos complementarios, horas de clase adicionales o la innovación en los métodos didácticos, entre otros elementos.
En México, de acuerdo con la Encuesta sobre el Impacto Económico Generado por COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020 realizada por el INEGI (https://www.inegi.org.mx/investigacion/ecovided/2020/), para el presente ciclo escolar 70.2% de los niños y niñas que cursan la primaria de manera remota lo hacen mediante un celular y 73.3% de los alumnos y alumnas utiliza un dispositivo electrónico compartido con otras personas de la vivienda.
A estas cifras habría que agregar las historias que escuchamos de los padres de familia tales como niños y niñas de diferentes grados escolares tomando clases en el mismo cuarto mientras sus padres tienen reuniones de trabajo; niños y niñas y padres de familia que no saben utilizar los aparatos electrónicos, y niños y niñas que toman clases con las cámaras apagadas mientras juegan.
La principal duda en torno la efectividad de la escuela a distancia es obvia: ¿qué tanto aprenden los niños y las niñas? Para México, la ECOVID-ED tiene algunas respuestas: los encuestados (padres o tutores de los alumnos de distintos niveles escolares, de edades de 3 a 29 años) consideraron que las dos principales desventajas de la educación a distancia son: no se aprende o se aprende menos que de manera presencial 58.3%; falta de seguimiento al aprendizaje de los alumnos, 27.1%; falta de capacidad técnica o habilidad pedagógica de padres o tutores para transmitir conocimientos, entre otras.
En este sentido, la OCDE estima que, en general, como resultado del cierre de las escuelas por un mínimo equivalente a un tercio de los días del año escolar, el estudiante promedio podría tener pérdidas equivalentes de al menos 3% de sus ingresos a lo largo de su carrera profesional; estos impactos serán más evidentes en aquellos estudiantes en situación de vulnerabilidad. Del mismo modo, el impacto en el PIB para los países miembros de la OCDE podría ser equivalente al menos a un 1.5% durante el resto del siglo, con impactos mayores para países de menores ingresos.
Riesgo de que se abra la brecha
Es por ello que las autoridades educativas nacionales, subnacionales y las propias escuelas deben establecer mecanismos para realizar evaluaciones diagnósticas, con el propósito de que los docentes puedan saber el nivel de conocimientos de sus alumnos y así diseñar mecanismos que aseguren la nivelación de las niñas y niños. En México será fundamental el trabajo de los Asesores Técnico-Pedagógicos, los responsables de apoyar y recomendar a los docentes la mejora de las prácticas educativas como elemento clave para que se logre la complicada tarea de nivelar el aprendizaje de los alumnos.
En suma, el regreso a los planteles escolares debe estar acompañado de una evaluación diagnóstica de los conocimientos adquiridos durante el periodo de la escuela a distancia a partir de cual se establezcan estrategias de enseñanza que permitan asegurar el adecuado aprendizaje. Esto evitará que se acrecienten las brechas del conocimiento entre los alumnos que tuvieron mejores herramientas y más apoyo de sus familias para enfrentar la pandemia y aquellos que no tuvieron la ayuda necesaria. La profundización de las brechas de aprendizaje tendrá consecuencias de altísima gravedad: se ahondarán las causas de la desigualdad y de la pobreza y el desarrollo y la productividad caerán.
Por Armando Salcedo Cisneros*
*Maestro en Políticas Públicas por UC, Berkeley. Miembro del equipo de Vázquez Nava Consultores y Abogados, donde se dedica a la asesoría tanto en políticas públicas como en administración pública en temas de educación, desarrollo social, cultura e infraestructura, entre otros.